Tribuna libre
Ayer soñé
Tal día como hoy, 25 de abril, día de san Marcos, Jerez era distinta y no distante en 1953. El tiempo pasa como una exhalación sin atender a razones. O, como dice la madre de mi amiga Jessica, no pasa el tiempo sino nosotros -¡ay, tempus fugit a través de cada identidad con nombres y apellidos!-. Aquel 25 de abril de 1953, sábado, la ciudad amaneció aún con la emoción reciente de la visita, veinticuatro horas antes, del ministro de Educación Nacional Joaquín Ruiz Giménez, al objeto de inaugurar el Instituto de Enseñanza Media Padre Luis Coloma. Para recibirlo protocolariamente se congregaron el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento Alfonso Cruz Conde, el alcalde Álvaro Domecq Díez, rector de la Universidad de Sevilla Carlos García Oviedo, entre otras personalidades como Enrique de Mora, Antonio Chacón Sánchez o Alberto Durán Tejera. Terminado el acto de inauguración, y por los señores Valentín Gavala y Fernando J. Peña, en nombre de la jerezana Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, le fue entregado, en artístico pergamino, el título de nombramiento de Académico de Honor de dicha corporación. Asimismo una comisión de la Hermandad de la Lanzada, presidida por el religioso carmelita Gonzalo Herrero, entregó al ministro el nombramiento de hermano mayor de la cofradía. El receptor aceptó, muy complacido, ambos nombramientos. Posteriormente el ministro visitó la Escuela de Artes y Oficios. Y la barriada de la Asunción.
A las doce y media del mediodía fue conducido al cementerio de Santo Domingo el cadáver de la señora Rosario García Soto, esposa que fue de Juan Delgado Molero. Su director espiritual, padre Gabriel Moreno, su viudo, hijos: Petra, Manuel, Josefa, José y Manuela; hijo político Jerónimo Gilabert Gutiérrez; sobrinas, sobrinos políticos ManuelAnguita Lasanta y Francisco Martínez Quintanilla, y demás familiares, rogaron asistencia al funeral que tuvo lugar en el Salvador a las doce. Vivía en Castellanos 3. Suplicaron Sebastián Íñigo Sánchez, Manuel Abad García, Manuel Sánchez Menjibar y Emilio León Feijóo. A la una y media de la tarde sería también conducido al mismo cementerio el cuerpo sin vida de Enrique Pérez Rodríguez, marido de DomitilaBenítez Sánchez. Solicitaron asistencia a las exequias en San Miguel tanto su viuda como sus hijos Carmen, Antonio y Enrique; hijos políticos Juan Curtido Rodríguez y Antonia Llamas Romero, nietos, sobrinos… Tenía domicilio en calle Molineros 28.
Durante varios días permaneció a la veneración de los fieles la imagen de Nuestra Señora del Carmen Coronada. La Hermandad del Desconsuelo rogaba a sus hermanos concurrieran a la procesión con Su Divina Majestad para administrar a los enfermos e impedidos de la feligresía de San Mateo -cuya procesión se fechó para el día siguiente, domingo 26, a continuación de la misa de las ocho de la mañana-. Las farmacias de guardia: Gutiérrez, en calle Porvera; Cambas, en calle Consistorio y Muñoz Pan, sita en calle Medina. El 567 representaba un número que saltó de boca en boca, esto es: el premiado en el cupón de los ciegos el viernes 24. Los jerezanos aficionados a los toros comentaban el devenir de las corridas de la Feria de Sevilla. En un café de la calle Larga Manolo Liaño subraya, al respecto del torero Jesús Cordoba, que no tuvo “ni un lance forzado, ni una carrera, ni una duda”. Jerez abre una suscripción denominada “Prima Afición” con destino a los jugadores del Jerez C. D., “si queda campeón”. La ciudad, arropando, como Dios manda, a los equipos que la representan. Ayer, hoy y mañana. El fútbol como signo identificativo y como indicio corporativo de orgullo de pertenencia. Pundonor, colores, sentimiento.
Y, de nuevo, el cine. El séptimo arte. La distracción, la evasión, la creación, la imaginación. Otros mundos, otros sueños, otra poesía audiovisual. Arte nuevo. Arte moderno. Y no como simples epítetos ornamentales. El cine pone en solfa la verdad efímera de los dogmas y las opiniones ex cátedra. Según Karel Teige, en su obra ‘Film’, “el inconmensurable poder (del cine) reside en la popularidad, en el carácter popular, en la absoluta internacionalidad que habla a las muchedumbres de todas las naciones y razas de nuestro planeta. El cine es un orgulloso himno a la belleza del mundo y puede convertirse en una eficaz arma de las ideas revolucionarias del se humano”. La cartelera de los cines jerezanos del 25 de abril de 1953 constituía todo un espectáculo en sí misma. Un foco de atracción. Un acicate. Un imán. Una tentadora invitación. Una loa retrospectiva a los hermanos Lumière. Villamarta proyectó ‘Mara Maru’, dirigido por Gordon Douglas y protagonizado por Errol Flynn, Raymond Burr, Ruth Roman y Henry Marco. Anunciaba igualmente su cartelera para el estreno del domingo: ‘Los hijos de los mosqueteros’. El Cine Maravilla proponía el estreno de una de las mejores películas de la historia: nada más y nada menos que ‘El crepúsculo de los dioses’, con una excelente GloriaSwanson en estado de gracia. “Nada ni nadie pudieron detenerla”. Fotogramas inmortales. También, en prodigiosas interpretaciones, William Holden y Erich von Stroheim. ¿Ironía venenosa? ¿La condición descarnada del ser humano? A fin de cuentas, una gran obra maestra.
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