Jerez: 26 de febrero de 1946

Jerez íntimo

La familia Pinto Berraquero, en 1946.
La familia Pinto Berraquero, en 1946.

¿Qué sucedía en Jerez hace hoy exactamente 79 años? ¡Ya ha llovido -e incluso nevado- de entonces acá! La ciudad amanecía sosegada y en calma aquel martes 26 de febrero de 1946. Los jerezanos se congregaban en Fornos para comentar al respecto de lo humano. Y también sobre lo divino. A colación de esto último, por ejemplo, coincidían elogios según la brillantez y fervor que caracterizó el domingo anterior el término del anual Quinario de la Hermandad de las Cinco llagas, erigida en el Real Convento de San Francisco: a las nueve de la mañana dio principio la misa de comunión general oficiada por el reverendo padre fray Hilario Arrieta, de la comunidad franciscana. Para la comunión distribuyó centenares de formas. Durante la celebración se interpretaron escogidos motetes. Más tarde, a las once, tuvo lugar la Funnción Principal de Instituto oficiada por el reverendo padre fray Benigno Lerchundi, guardián, asistido por los reverendos padres fray Hilario Arrieta y Juan Gil Yuste, estando el panegírico a cargo del reverendo padre Ángel Carrillo Sevillano, quien trazó en bellos párrafos la ineludible necesidad que el cristiano tiene de la oración. Al ofertorio la hermandad renovó la pública Protestación de defender “las creencias de la Asunción Corporal y de la Mediación Universal”. Por una selecta capilla, dirigida por el maestro Francisco Navarro, fue magistralmente interpretada la misa de Perosi. Ya por la tarde, a las siete y media, el acto final -cuya apoteosis radicó en la procesión eucarística que recorrió las amplias naves del templo, reducidas al fin y al cabo para contraer la verdadera muchedumbre concurrente-. Prevaleció el orden y el recogimiento. Llevaba el Santísimo en rica custodia el citado padre Carrillo Sevillano y el palio fue portado por dignatarios de la cofradía. Una vez dada la bendición y efectuada la reserva, se cantó un responso por los hermanos fallecidos.

También se comentaba este martes 26, en los foros cofradieros, cómo la Hermandad de la Sentencia, de la capillita de la Yedra, igualmente cerró el domingo con una serie de actos diversos de manera solemne. Todos ellos, los cultos, dedicados a sus Veneradas Imágenes Titulares, comenzaron a las diez y media con la Función Principal de Instituto. Presidieron la ceremonia el reverendo padre Berrocal, asistido de los presbíteros José de la Cuesta y José Benítez Grondona, pronunciando elocuente panegírico el reverendo padre Antonio de Viu, sacerdote jesuita. La capilla de música que dirige el profesor Francisco Martín interpretó la misa del maestro Ravanello. Por la tarde, a las siete y media, tuvo lugar el ejercicio final del triduo, con sermón del reverendo padre Enrique Jiménez, de la Compañía de Jesús, culminando los cultos con un responso por los cofrades difuntos y la ceremonia del besamanos de Nuestra Señora de la Esperanza -en interminable desfile de devotos-. A través de la extensión informativa del boca-oreja se supo que había sido invitado para predicar los cultos de la Hermandad de la Triunfal Entrada de Puerto Real el prior de los carmelitas.

Los cafés del centro de la ciudad ponían sobre el tapete asuntos de sociedad. Por ejemplo, que los señores de García de Sola (Manuel), representados por su hermano Francisco García de Sola, director general de Obras Hidráulicas, y para el hijo de aquellos (Pablo), teniente de aviación, pidieron en Cádiz, a los señores de Arriaga (Aurelio), la mano de su bella hija María del Carmen. Con tal motivo, los novios y familiares recibieron numerosas felicitaciones. Por Miguel Hurtado, y para su hijo Carlos, teniente de artillería, se pidió, en Córdoba, a la señora doña Ángeles Pareja, viuda de Quirós, la mano de su hija Rosarito. Recibieron con toda felicidad el tercero de sus hijos, un varón, los señores de Cómez (Francisco); ella: María Mori. Cuatro días antes dio a luz una hermosa niña, sexto de sus hijos, la distinguida señora Isabel de la Calle Jiménez, esposa del comandante de caballería Manuel Mateos Salvago.

El martes 26 de febrero los jerezanos también comentaban la última hora en cuanto a sepelios. El lunes anterior fue conducido a su última morada el cadáver de José Rodríguez Vela quien, desde la fundación del periódico ‘Ayer’ había pertenecido a la plantilla como repartidor, habiendo desempeñado idéntico cometido con anterioridad en el decano, y desaparecido, ‘El Guadalete’. Siempre cumplió tan estimado trabajador con probidad y honradez. Muchas personas se sumaron al fúnebre cortejo, precedido del clero de San Miguel: en la presidencia del duelo figuraban, entre otros, familiares y deudos: el hijo del extinto, Juan Rodríguez Vera; hijo político, Manuel García Valera y sobrino Manuel Rodríguez Ceballos, así como el director del periódico ‘Ayer’ Enrique Bitaubé. Igualmente el domingo 24 fue reciibida la triste noticia del fallecimiento de la respetable dama María Martel, viuda de Gutiérrez de los Ríos (que en paz descanse), de distinguida familia portuense: baja al el sepulcro después de larga y penosa enfermedad que sin duda sobrellevaba con verdadera resignación cristiana. En Jerez, donde la finada contaba con relaciones de parentesco y amistad, fue muy sentida su muerte. Ilustramos esta columna con una foto de 1946 de la tan apreciada familia Pinto Berraquero.

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