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Yago Yerga resalta cómo en bodegas Cayetano del Pino existe un buen maridaje entre lo antiguo y lo moderno: “Tenemos mucho material del final del siglo XIX, tanto etiquetas, como cuadros, muestras documentales del marketing de la época”. Al respecto de si la relación entre empresas bodegueras es ácida o áspera, por aquello tan cacareado de la competencia, la respuesta de Yago y David coinciden al unísono: “No es así. Ya decimos que solemos recomendar que se visiten otras bodegas. Es más: cada vez que hacemos un evento en la nuestra invitamos, por poner un ejemplo, a nuestros vecinos de Maestro Sierra. Con los que mantenemos una estrecha relación. Siendo, además, como de hecho es, una bodega muy parecida a la nuestra, en la forma incluso de hacer el vino: es una bodega pequeña, una bodega que tiene vinos muy viejos, una bodega que tiene vinos de calidad superior, como le pasa a Cayetano del Pino, pero de la mano vamos mejor. Y gana el Marco”.
El enoturista, qué duda cabe, llega a la ciudad con el dato bien aprendido. El enoturista es, por lo general, un visitante curioso. Con hambre de información. El renombre de Cayetano del Pino ya ha traspasado con creces las fronteras del país. Yago considera que esta expansión referencial se debe a que “nuestros comerciales están haciendo una labor magnífica no sólo en Jerez y en la provincia de Cádiz, sino en el resto de España y el mundo. Nuestros guías son muy profesionales… Las visitas además no siempre son idénticas, no están robotizadas. Sino que se adaptan de alguna manera al visitante, y a sus necesidades concretas. Desde el fanático de la historia de la viña, al enólogo… En este sentido también debemos decir que igualmente ofrecemos visitas netamente profesionales, para personas del sector, de hostelería, de hotelería…”.
El vínculo y la conexión con la familia del Pino sólo admite un calificativo: excelente. “Está con nosotros Enrique del Pino -explica Puerto-, que es nuestro alma mater, porque es la persona que ha montado toda la bodega tal como la vemos en la actualidad. Es la persona que ha creado todo este vino. Aunque nosotros trabajamos con Ana Real, que es nuestra enóloga, se puede decir que ella le da el punto de laboratorio, pero la línea que debe llevar el vino la asume y desarrolla Enrique. Ya no quedan personas con su sapiencia. Tiene una virtud, un don, espectacular. A la vista está los premios que se han ganado durante los últimos años. La bodega se hace con muchísimos premios a finales del siglo XIX y principios del XX, y en esta última etapa pues también, y el mérito indudablemente es del capataz. A su vez tenemos a Teresa del Pino, que gestiona el área comercial fuera de Cádiz y España. La familia, además, ha aportado mucho material”.
Me intereso por la crianza de estos vinos que ya alzamos en señal de amistad y camaradería. David Puerto detalla que “la crianza de nuestros vinos, los vinos que ahora mismo tenemos en el mercado, son cuatro tipologías de vinos de Jerez: fino, amontillado, palo cortado y cream. El amontillado y el palo cortado son los que nos han dado la fama. Son dos vinos de crianza oxidativa, porque aquí no tenemos botas de crianza biológica. El fino es una demanda popular, porque lo lanzamos el año pasado, en la Feria del Caballo. Queríamos sacar un vino adaptado a la calidad de Cayetano del Pino. Montamos caseta en la Feria y por descontado necesitábamos un fino. Hablamos de un fino de quince grados y medio, de una ligera carga oxidativa, con una vejez alta, entre siete u ocho años de crianza. Y el cream ha sido propiciado por la apertura del Centro de Visitas, dado que queríamos tener una opción ligeramente dulce, para que el visitante la pudiera disfrutar bien en la cata, bien en la tienda. De hecho, el cream ha sido una de las grandes sorpresas del último año, porque está todo prácticamente vendido hasta la última saca que hemos realizado”.
“Nuestro vino de referencia -recalcan Yago y David-, premiado además, es el palo cortado. Pero es algo que ha hecho el cliente, quienes nos visitan y quienes nos conocen. Internamente en la bodega, entre bromas y veras, nos preguntamos si está más bueno el amontillado o el palo cortado, porque ambos son extraordinarios. Pero es verdad que el palo cortado, al ser un vino muy especial, un vino que ha conservado muy bien la casa desde hace muchísimos años, podemos decir que es el vino que mejor se ha hecho a sí mismo y que tiene un sabor más característico y que tiene esa hondura y esa profundidad que todo el mundo espera de un vino viejo de Jerez. Estamos hablando de un vino que tiene una media de dieciocho años de crianza. Tan esto es así que nos conocen como la bodega del palo cortado. Es tendencia nacional. Pueden venir personas que no han probado los vinos de Jerez pero nos preguntan de antemano por el palo cortado”.
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