Jerez: mis conversaciones con Francisco Holgado Ruiz (y III)

Concepción y Francisco, padres de Francisco Holgado. A la derecha, junto al obispo de Jerez José Rico Pavés.
Concepción y Francisco, padres de Francisco Holgado. A la derecha, junto al obispo de Jerez José Rico Pavés.

04 de diciembre 2024 - 04:40

Pregunto a Francisco Holgado al respecto de los elementos catequéticos de las exequias. “Toda celebración litúrgica es una catequesis, desde que comienza hasta que acaba. El otro día, en el funeral de un chiquillo de 12 años, y a la hora de asperjar el féretro, su hermano de unos 5 añitos, con la inocencia propia de un niño, me preguntaba en voz alta el porqué le echaba agua a su hermano. Y todos escucharon mi respuesta. ¿Cómo nos recibe la Iglesia? Con el agua del Bautismo. ¿Cómo nos despide? Un cuerpo que ha sido templo del Espíritu Santo… Con esa misma agua bautismal (que nos hace renacer a la vida nueva que Dios nos ha prometido)”. Hago alusión a la catequesis que entonces reciben incluso las personas ateas o alejadas de la Iglesia: “Así es. Hace una semana vino un señor se me confesó ateo y sin embargo me comentó que la celebración le había tocado el corazón. No me salto ningún rito ni hago lo que me viene en gana. Me ciño a la rúbrica de ‘quien obedece, no se equivoca’. Pero sí me gusta comenzar la homilía planteando un diálogo con la familia. Sé de sobra el nombre que tiene el difunto, la edad, si es soltero o casado… Porque me gusta venir antes, ver la ficha… Y pregunto a la familia ‘cómo le llamáis’. Y, por ejemplo, me responden: ‘le llamábamos Paco’. Y acto seguido formuló una segunda pregunta: el porqué hablan en pasado. Yo no he preguntado en pasado. Y ahí es donde arranca el sentido de las exequias cristianas. ¿Qué le dice el Señor a Marta? Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Si está vivo, ¿por qué hablamos en pasado?”.

Siempre hay que dignificar el momento de la despedida de un cuerpo. “Yo suelo recalcar -subraya- que es el momento de la muerte a la vida. Y reitero el orden. ¿Qué es la Pascua? El paso de la muerte a la vida. Me gusta hacer entrar a la gente en la celebración. A una madre le digo que la unión y la complicidad que ella ha tenido con su hijo en el seno materno… eso no se lo quita nadie. El ‘Cantar de los Cantares’. El amor es más fuerte que la muerte. Mientras nosotros no permitamos que la memoria del cuerpo de la persona que despedimos muera, esa persona vivirá para siempre. Mientras no permitamos que una persona muera, sí, vivirá para siempre. En la vida se transmite todo, para que nada se pierda. La única certeza es que todos terminamos en este segundo parto que nos lleva a la vida eterna”. Las exequias es un derecho de la persona… ¿y una obligación De la Iglesia? Holgado responde de manera instantánea: “Claro que sí. Si no está la Iglesia para acompañar… Pensemos en la apuesta fuerte que hizo nuestra Diócesis de Asidonia-Jerez cuando el Covid. En otras provincias cerraron los tanatorios y prohibieron las exequias cristianas. ¿Por qué la Iglesia tiene que quitarse de en medio cuando más falta hace?”.

La Pastoral de Exequias está conformada por cinco diáconos permanentes. Francisco Holgado los coordina. Todos asumen con nitidez cuáles son las bases de funcionamiento: “Primero, llamar al párroco del difunto, que para eso la diócesis está establecida en parroquias. Si el párroco no puede, entonces entra el equipo de la Pastoral de Exequias. Si me preguntas las funciones del capellán del tanatorio he de comentarte lo siguiente: principalmente que haya sintonía, y no fisuras, entre la empresa, como tal, del Tanatorio y la diócesis. En este caso yo, como coordinador, respeto la normativa del Tanatorio y el Tanatorio a su vez respeta siempre la liturgia en la capilla. No todo vale. Y creo que se me entiende. La capilla está para despedir con unas exequias cristianas el cuerpo de una persona que ha sido templo vivo del Espíritu Santo. Hay una normativa general que lo regula. Y asimismo, como ya te he mencionado, el contacto con los párrocos, porque las capillas de los tanatorios también llevan el registro de todas las exequias que se celebran. Para que luego el párroco esté informado de todo”.

El capellán jamás esconde su magnitud más humana: “Si tienes que llorar con la persona, pues se llora. Llevar tirilla, insisto, no nos hace de piedra. Al contrario, nos tiene que hacer más sensibles para sufrir con el que sufre. Que la gente vea que te pincha y que te duele. Y si te hace pupa, sale sangre. Eso lo da, como te decía al principio, el discernimiento. Hay que pedirle al Señor discernimiento en todo momento. Es cómo saber moverte, actuar, hablar o guardar silencio. A veces con estar sentado al lado de alguien es suficiente. No hace falta hablar. Con los pies en el suelo uno se fortalece con la Fe de otro. No por el vestir de negro uno ya lo sabe todo”. La conversación se prolonga por otras temáticas afluentes de un mismo río: “El destino del hombre es vivir en el cielo. Somos ciudadanos del cielo”. Ojalá nuestra sociedad contara, a cada paso, con servidores de Cristo tan polifacéticos, transparentes y entregados -del alba a las deshoras- como Francisco Holgado Ruiz. ¿Quién osa dudarlo a tenor de los tiempos que corren?

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