Entre Jerez y Cádiz, a ritmo de jazz: Cyrille Aimée, Salvador Pascual ‘Patalo’ y Antonio Romera ‘Chipi’ (II)

Jerez íntimo

Aunque no poseía el don de la ubicuidad, el recordado Salvador Pascual ‘Patalo’ estaba en todas partes.
Aunque no poseía el don de la ubicuidad, el recordado Salvador Pascual ‘Patalo’ estaba en todas partes.

07 de agosto 2024 - 05:16

Antier -como quién dice: léase: tampoco hace demasiado tiempo- las carpetas no estaban guardadas en el estómago del ordenador. Los ordenadores no estaban refugiados en el vientre de nuestros hogares. Los hogares desconocían los teclados isla. Las nuevas tecnologías no figuraban en el imaginario colectivo. Todo era de color. Y de calor (humano). Pero sin documentos Word ni consultas a la señorita Siri -esa refinada asistente virtual-. La destreza de los coleccionistas operaba entonces bajo las consignas del orden, el recorte revisteril, la selección de la información y la salvaguarda de las hojas de periódicos despiezadas con esmero. ¿Piedra, papel o tijera? El fetichismo del documento físico. Pues bien: el jazz bajoandaluz, el jazz del sur del Sur, el jazz desarrollado bajo parámetros de festivales y seminarios -además de cursos y ponencias (allá cuando los años del tardofranquismo y los prolegómenos de la Santa Transición -y las consiguientes temporadas posteriores- alcanzaba su cenit), el jazz que contó con programación local y provincial y regional también durante la década de los 80… ha hallado -como pica en Flandes- una minuciosa constatación documental -un tesoro invaluable- en los archivos personales del recordado Salvador Pascual ‘Patalo’. A loor de su legado, y a su vez como tributo in memoriam al propio agente Pat, estuvo dedicada la sesión del Festival de Cádiz del lunes 22 de julio. El bar de las Niñas hizo las veces de sala de proyecciones en favor del documental ‘Los archivos de Patalo’. La selecta concurrencia acertó a visualizar la herencia archivística de una afición/vocación inconmensurable. Porque Patalo fue un referente, un sabio discreto, capaz de desplegar toda una textura intelectual sobre el género jazzístico -y hacerlo además con fuerza inconsútil, sin costuras, como la túnica de Jesucristo-. Patalo fue mucho más que un buen aficionado al uso.

Sus archivos contenían no sólo dípticos y trípticos de cuantas actividades, sobre la base del jazz, se organizaban en Andalucía, sino también otra suerte de joyas documentales que bien merecen al menos la catalogación museística. Conciertos, cursos, seminarios, necrológicas, crónicas, grandes músicos… Patalo -según ya de desprende de los testimonios directos del referido documental- “fue un gran entendido de jazz. Muy generoso para con todos”. Dueño de una caligrafía muy estilística. Abres las carpetas de sus archivos y enseguida desempolvas constataciones -y no reminiscencias- del Festival de Cádiz de 1983, del Jazz en Celestino Mutis, la Novísima Trova Cubana, el mundo de la alta fidelidad, el saxo de George Coleman, actuaciones en Sevilla de Miles Davis, la Central Lechera y sus voces de jazz, aquel Colectivo Musical Gaditano que impulsó el parto del Festival, Hilario Camacho, Leonard Cohen, Bob Fosse, Dizzy Gillespie, Willian Dixon, Art Blakey, Marvin Gaye, Zeppelin…

Patalo es metonimia de medianoche de escucha y aprendizaje en ‘Cambalache’ -punto de encuentro de todos aquellos que amaban el jazz-. O de su omnipresencia en el local “pequeño pero con encanto”, tan surtidor hoy de nostalgias, ‘La chimenea’. Tato Macías, músico, dice: “Un día fuimos a su casa y nos quedamos sorprendidos con la discografía sobre jazz que tenía allí”. Discos y rotativos. En una página de periódico Camarón de la Isla espeta: “Yo he pasado más hambre que un caracol pegado a un espejo”. Patalo era reflejo de una buena velada de jazz. Fulgor incontinenti de confidencias. Alguien afirma que “como músico fue increíble porque conocía todos los repertorios muy bien”. Patalo o aquel portentoso grupo de Manuel Perfumo, Jimmy Castro, Manolo Calleja… “Hay un antes y un después del seminario de Sanlúcar”. Salvador Pascual o la encarnación del ser: “la figura de Patalo se repitió por el mundo, ese amor libérrimo por la música viva. Son las personas que crean afición. Aman la música y la quieren compartir”.

En julio de 2023 el Ayuntamiento de Cádiz recibe la donación de la biblioteca de Patalo sobre temática jazzística: hablamos de 56 obras relacionadas tanto con la historia del género como con sus intérpretes. Por descontado podían espigarse algunos ejemplares ya descatalogados. He ahí su valor añadido. “Patalo siempre estaba en todos sitios, como un músico más.” Parecía poseer el don de la ubicuidad al lado de un saxofón. Hassan Hassed asegura que Patalo es el diccionario del jazz. Se le echa demasiado en falta. Sus consejos, sus conversaciones, amén esa discreción de la que, indefectiblemente, hacía gala. Fue, de la cuna a la sepultura, puro como el compendio vocacional de Louis Amstrong. Exquisito como la técnica de Marsalis. Atemporal, como el disco ‘Time Out’ de The Dave Brubeck Quartet. Espiritual y reservado, como ‘A Love Supreme’ de John Coltrane. Distinto, como el piano de Thelonious Monk. Salvador Pascual ‘Patalo’ falleció el mismo día que cumplía 75 años.

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