Jerez toca el cielo con su Magna
Jerez toca el cielo con su Magna
Por mucho que le busquen los fallos con la venta de las sillas, con los retrasos, con los palios prestados... Jerez pisó el sábado el acelerador y se ha metido en el Olimpo de la excelencia.
Una ciudad volcada, una provincia involucrada, una región observando.
La Unión de Hermandades, con su presidente al frente, denostado a menudo por querer hacer más grande su Semana Santa, o sea, lo que es su deber y obligación, con errores, pues claro, estaría bueno. La Iglesia y el Obispo dejando trabajar y pastoreando como Dios manda y los organismos públicos presentes, Ayuntamiento, Diputación y Junta. Todo en armonía y equilibrio y si no, que lo parezca.
Jerez no solo conserva ese sabor que muchos buscamos en la Semana Santa sino que lo ha potenciado de forma sublime. Un sabor de autenticidad , sin impostaciones y con la comodidad, a pesar de su extensiva fama, de verla por sus calles sin grandes aglomeraciones.
La procesión lo ha demostrado claramente. Los primeros pasos de la Magna y sus Vírgenes simbolizan ese concepto, la lucha del recién nacido por crecer, con sus ilimitaciones, la base del futuro y el caldo de lo que vendrá. Y los últimos pasos de palio, el abolengo, la distinción y la aristocracia de una Semana Santa que ha dado un paso más hacia delante dejando una huella que perdurará por muchos años. Que siempre haya procesiones y pasos en la calle. Y que Dios y María lo permitan.
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