Jerez: Viernes de Dolores de 1950

Jerez íntimo

El Teatro Villamarta proyectó la película de Cecil B. DeMille ‘El signo de la Cruz’.
El Teatro Villamarta proyectó la película de Cecil B. DeMille ‘El signo de la Cruz’.

La solemnidad del Viernes de Dolores tiene una luz antigua. Como de color sepia de las páginas con el Laus Deo final de la primera edición impresa del pregón de Antonio Rodríguez Buzón. Como las germinales destrezas de las manos de Monroy sobre la blonda de la Virgen del Mayor Dolor. Como las redondillas de las palabras amables que se intercambiaron los hermanos Ignacio y Adolfo González Orihuela. Como el rastro del vuelo de la golondrina en los surcos de un tiempo pretérito -que no anacrónico-. Predomina en Jerez como un trasfondo de silencio de vidrio. Como una mudez de los frisos de la nostalgia. Como un repique de inquietud con perfume de inminencia. Como una dorada cortapisa a toda novelería, a modo de escudo de gloria. ¿Qué sucedió en Jerez el Viernes de Dolores de 1950 cuando ya todo era prolegómeno de una nueva Semana Mayor? Coloquémonos ante una moviola sin el ámbar de las horas que fenecen. Aquel viernes, 31 de marzo, fue traída a Jerez la imagen restaurada del Santísimo Cristo de la Expiración. Una comisión de esta Real Archicofradía -integrada por el prioste Pedro Gutiérrez de Quijano y Medina, así como los oficiales Manuel Martín Domínguez y Manuel Fernández-Gao y González, se trasladaron a primera hora de la mañana a Sevilla para hacerse cargo de la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, una vez terminados los importantes trabajos de restauración realizados en su escultura por el destacado artista señor Vasallo. Llegaron a Jerez sobre las seis de la tarde para trasladar al Sagrado Titular a la Ermita de San Telmo, colocándose de seguido sobre el paso de la salida procesional de la tarde del Viernes Santo.

Como curiosidad, no omitiré que el mismo Domingo de Ramos, a las once y media, la Ermita de San Telmo acogió la solemne ceremonia de bendición a cargo del párroco de San Miguel Rafael Rodríguez González. Acto seguido tuvo lugar la comida tradicional para 125 personas necesitadas de aquel entorno. Tan generosa costumbre siempre hubo de celebrarse el Domingo de Pascua pero esta vez, con motivo de la restauración del Cristo de la Expiración, se adelantó al Domingo de Ramos. En este Viernes de Dolores, a las ocho y media, septenario a la Virgen de las Angustias, con panegírico por el elocuente orador Bernardo Martí Raro, canónigo magistral de la Real e Insigne Iglesia Colegial. Por su lado, a las siete y media de la tarde, los jerezanos pudieron asistir al solemne triduo que, en honor a sus Sagrados Titulares, convocaría la Hermandad del Santo Entierro. Los sermones estuvieron a cargo del reverendo padre Rafael Rangel Castellanos. En la iglesia de San Dionisio estuvo expuesta, durante toda la jornada, en ceremonia de besamanos, la Santísima Virgen del Mayor Dolor. La iglesia de San Lucas fue templo de Santo Sacrificio de la Misa, a las diez de la mañana, ante la Virgen de los Dolores y, por la tarde, a las siete, ejercicio de meditación y Corona Dolorosa.

El Teatro Villamarta proyectó a las siete de la tarde la película de Cecil B. DeMille ‘El signo de la Cruz’. Regresaron de su luna de miel los señores de García Martínez (Manuel), ella de soltera María Josefa González Reinoso; y de su viaje por el centro y el norte de España Arturo Pérez Villa. La Hermandad de Jesús Nazareno proseguía con el reparto de túnicas a las hermanas que así lo acreditaron mediante la presentación del último recibo. El sábado 1 de abril se repartieron las túnicas que sobraron a las devotas. Los faroles se entregaron el Martes y Miércoles Santo, de cuatro a siete de la tarde. Era obligación de todas las hermanas devolver la túnica el Domingo de Resurrección y los faroles a la recogida de la procesión. La Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud ofreció a su Sagrado Titular en ceremonia de besapiés. Salió al fin a la calle, restablecido de una indisposición sufrida, Jerónimo Albuín Gómez. El Cine Jerezano estrenaba la superproducción ‘Me casé con una bruja’.

La Delegación en Jerez de ‘C. de Salamanca-Tractores S.A.’, de Madrid, se complacía en informar a los labradores y técnicos posiblemente interesados que las pruebas del Tractor ‘Ferguson’ y sus aperos se verificarían, siempre que la lluvia no lo impidiera, a las once de la mañana en los terrenos de la Estación de Cerealicultura (Granja Agrícola) amablemente cedidos a tal fin. Se invitó a todos cuantos desearon presenciar esta muestra. Para cualquier información sobre precios y condiciones los profesionales pudieron dirigirse a la calle padre Ruiz Candil, 26. Los jerezanos miraban al cielo, sobre todo los cofrades, habida cuenta veinticuatro horas antes, el jueves, llovió con determinismo. Según los mentideros de entonces, denominados cabildeos, la Semana Santa no corría peligro en cuanto a la meteorología. El Viernes de Dolores de 1950 tuvo algo de risueña tristeza. Ese punto medio entre la Cuaresma que va y la Semana Santa que viene. Y todas las líneas de la ciudad adquirían ya su perfil de serena belleza…

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