El microscopio
La baza de la estabilidad
Jerez íntimo
Alfa: Fui testigo casual -y no ocular- del rostro demudado -tensión en la zona del rictus- del presidente de la Unión de Hermandades, José Manuel García Cordero, antier miércoles, tras la Eucaristía vespertina en San Dionisio, presidida por nuestro obispo don José Rico Pavés con motivo de la festividad del patrón de la ciudad. Y de cómo se dirigió el cofrade del Cristo, presto, raudo, a la sacristía para tratar in extremis una cuestión de urgencia con la máxima autoridad eclesiástica de la diócesis: la procesión Magna. La alerta meteorológica precipitaba una reconsideración urgente. Ignoro si la conversación a dos que se produjo entonces fue decisiva pero sí, en cualquier caso, a tenor de cómo se desataron los acontecimientos durante la noche, resultaría harto necesaria. Apenas una hora más tarde se celebraba en Curtidores el Pleno de Hermanos Mayores decisorio sobre este acontecimiento mariano cuya preparación ha contado con el esfuerzo ímprobo, titánico en algunos casos, de las Hermandades que sí han decidido participar en este canto de amor a María.
No están siendo días fáciles para el presidente del Consejo ni, por extensión, para los miembros de su equipo. Los gajes del oficio, las servidumbres del cargo, las zancadillas a babor y los sinsabores (aleatorios) que sin embargo siempre son compensados, a la larga, por los pros -la satisfacción color azul cielo- del deber cumplido. Con frecuencia dejando (dejándose) la piel -y por descontado un sinfín de horas y sobre todo deshoras- en el machadiano caminante no hay camino (se hace camino al andar). Los obstáculos superados contribuyen a valorar -rebañar- más intensamente la praxis de un hecho histórico. La Magna así ha de considerarse, al margen de su resultado final (en función de la climatología favorable o desfavorable que nos depare el próximo 19 de los corrientes). Magna también es deleitarnos con estampas tales, por ejemplo, Remedios bajo palio.
Históricamente se ha demostrado con creces que los cofrades se agigantan ante la adversidad. Y que nunca, por descontado, pierden la esperanza. No son, per se, hombres de poca Fe. En el caso de la Magna tampoco conviene extraviar la sensatez, habida cuenta los numerosos agentes sociales -institucionales- que intervienen en este proyecto de ciudad. Contratiempo no es sinónimo de fracaso inmediato. Basta remontarnos a la mañana del Sábado Santo del año 2000. Aquella Magna amaneció con todas las predicciones a la contra. Desde las lluvias matutinas al habemus Magna de Manolo Serrano en el dintel de la puerta de la sede social del Consejo -recuerdos de calle Sevilla y nervios a flor de piel- distó un abismo. Los cofrades jerezanos, presididos por José Alfonso Reimóndez ‘Lete’, deshojaron la margarita de un sí es no es optimista. A menudo los contratiempos sirven para muscular la capacidad resolutiva de quienes, por naturaleza dirigente, han de solventar las fatalidades. Los imponderables, en cualquier orden de la vida, a veces sólo son carne de gestión -a grandes males, grandes soluciones- o previas de un remate colosal. Suelo poner el ejemplo de cómo una tuberculosis propició, andando el tiempo, el despertar literario de todo un Premio Nobel: Camilo José Cela. Sus escritos también ganaron el pulso a toda dificultad “pisando la dudosa luz del día”.
Beta: Agradezco muy de veras la invitación ex profeso que me cursara el poeta Francisco González Vega al hilo de una nueva presentación, el pasado martes 8, con carácter benéfico, de sus obras ‘La clara luz’, ‘Alas del pensamiento’, ‘Barro y poesía’, ‘Un suspiro en el aire’ y ‘Soledad deshojada’. El acto, en los Claustros de Santo Domingo, estuvo ilustrado musicalmente, al piano, por Domingo Díaz. Con sensibilidad/amenidad Yessica Quintero desglosó la trayectoria poética de quien por momentos evidenció cierta emoción personal. Paco sabe ver más allá de lo meramente visible. En sus códigos temáticos prevalece una amalgama de actualidad periodística. Pasada por el matiz lírico de la expresión más descarnada. No en balde su pluma también ha cultivado el artículo en prensa. Como columnista Paco es incisivo, sin pelos en la lengua, asociando la cotidianidad a la metáfora. No engaña apriorísticamente al lector con frases manidas ni técnicas encoladas. Asume que el papel prensa ejerce una primordial función social.
Los versos de Paco no rasgan el papel. Su melancolía no compite como antídoto contra la memoria sino como lanzadera de la experiencia vital. Paco se vale del recurso de la paradoja, el aforismo e incluso la rotundidad de la ironía. Abstracción del poeta que sabe vehicular nuevas fuentes del conocimiento. Estilísticamente procede de la escritura automática. Escribe al hilo del pensamiento, como las alas del título de uno de sus poemarios más significativos. En Paco la confesión actúa como desencadenante prístino de la poesía sin pretensiones de moralina. Posee sello propio. Y esto, a decir verdad, no es peccata minuta. ¡Enhorabuena, amigo!
También te puede interesar
El microscopio
La baza de la estabilidad
El catalejo
Paco, sin juanma moreno
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nuestro maravilloso Elon
La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha