José Ramón / Del Río

El juicio de José Bretón

Punto de vista

Asabiendas de lo delicado que es el tema, no puedo resistirme a escribir sobre el caso Bretón. Quizás porque me ha impresionado verle en TV, sentado en el banquillo, hierático e imperturbable, en el comienzo del juicio, y luego, emocionado, sin poder contener las lágrimas, cuando declaraba que su hijo de dos años corría hacia él cuando lo recogía en la guardería y que su hija de seis años, al despertarse por la noche, le pedía agua a él y no a su madre, negando así a la fiscal que hubiere asesinado a sus hijos para vengarse de su mujer, de la que se estaba separando.

Será un jurado popular, contestando a las preguntas que le hará un magistrado, el que decida su culpabilidad, por 7 votos de 9 (para la inocencia, basta con 5). El jurado, es una institución muy antigua, tan antigua que aparece en el Éxodo, pero extraña a nuestro derecho hasta 1995, para cumplir con el mandato constitucional. Tuvo un sonado fracaso en el juicio que condenó a Dolores Vázquez y otros menos sonados; quizás por este recuerdo, en las votaciones sobre si parece o no adecuada la institución del jurado popular para el juicio de Córdoba, los noes duplican a los síes.

Para las acusaciones, pública y particular, no hay dudas de que el procesado mató a sus hijos de la forma más cruel posible (quemados en la hoguera, después de narcotizarlos) y la acusación particular sospecha que también quería matar a su mujer, quemándola en el mismo fuego, porque la llamó tres veces aquel día. Su prueba principal es el dictamen del forense que encontró en la hoguera huesos, que en su opinión pertenecían a niños de la misma edad que Ruth y José. Frente a ello, la defensa invocará el anterior dictamen, que no consideró los restos encontrados propios de humanos y, sobre todo, que la tapa que contenía los restos se había abierto cuando no debió haberlo estado.

Algunos comentaristas, y muy especialmente las televisiones, parecen haberle condenado ya, sin respeto a la presunción de inocencia. Incluso TVE-1 grabó la conversación privada entre abogado y defendido y la reprodujo en antena. Existe una inmensa presión social sobre la culpabilidad del acusado, que sería resistible para jueces profesionales, pero no para los miembros de un jurado popular, al que, en caso de absolución, sus vecinos y conocidos le pedirían cuentas.

stats