Una lectura positiva del Jueves Santo

La Crestería

Esta Semana Santa debe de estar dando mucho trabajo a los cardiólogos. Que si Natera y Sampalo por un ramo de flores, que si la mojada de Fátima tras pasar por Tornería al rebufo de la Sagrada Cena, que si la Defensión fue la única en hacer su estación de penitencia el Martes Santo, que si el Prendimiento y la Amargura han querido habitar por unos días en la Catedral para hablar de sus cosas…

Y todo esto sin contar con las grandes mojadas que hemos podido ver este año que ya se nos antoja como peor, incluso, que el 2024. El pasado año fue claro con tanta agua, pero este de 2025 está siendo toda una asignatura pendiente. Y la razón la encontramos en que ni tan siquiera los radares son capaces de ordenar las tempestades. Siempre Dios estará por encima de la simple tecnología.

Pero hoy, cuando escribo esta columna, es Jueves Santo. Cae la tarde en una jornada que siempre me ha servido para tomarme la tensión. Pienso en ella y me tranquiliza. Y así no me sale descompensada. Un día del Amor Fraterno que todo lo puede. Todo acaba y todo comienza en este día. Hasta camuflarme la tensión cuando el cardiólogo quiere saber más de la cuenta.

Fuera los paraguas y las alteraciones y venga hasta nosotros el reino de la tranquilidad porque la noche se mezcla hoy con la Madrugada. Desde el Mayor Dolor hasta San Miguel. Desde la Oración en el Huerto hasta San Francisco.

La Madrugada o la Noche de Jesús que en Cristina tiene su voz y su mando en San Juan de Letrán. Esta columna solo llama a la quietud del espíritu. Que nada se altere a pesar de la Semana Santa de sobresaltos que nos ha tocado vivir. Que nadie se venga arriba porque hoy es Jueves Santo. Día del Amor Fraterno. Vamos a relajarnos un poco y aceptemos la voluntad de Dios tal y como nos la quiera regalar.

Pensábamos que iba a ser una Semana Santa pletórica pero siempre ocurre lo mismo. Dios nos reconduce para que no nos creamos los reyes del Universo. Un solo Dios y un mismo Espíritu. Una misma cosa. Así que simplemente abran el telón de este Jueves Santo y disfruten de lo que puedan. Y si la función se nos cae cuando vaya por la mitad, aceptémoslo como algo bueno para nuestras vidas. Fuera las lágrimas y viva esos ‘aleluyas’ que dentro de unas horas cantará la Iglesia Universal porque Cristo ha Resucitado. Les aseguro que esto de las cosas de Dios está por encima de la inteligencia artificial y de todos los radares del mundo entero.

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