Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
AGUARDO con ansiedad las declaraciones del jefe de la Asociación de Entrenadores de Natación de Estados Unidos y director incluso de la Asociación Mundial de Entrenadores de Natación, John Leonard, para valorar la portentosa actuación de Katie Ledecky en la prueba de 800 metros en la que Mireia Belmonte sumó su segunda medalla de plata. ¿Y qué interés tiene lo que pueda decir este hombre al respecto en Andalucía, España? Bien sencillo, el sujeto en cuestión echó toda la mierda que pudo sobre la china Shiwen Ye después de que ésta ganara los 400 estilos con un tiempo mejor que el registrado por Ryan Lochte en los últimos 50 metros masculinos.
"Siempre que alguien ha surgido como una superwoman en la historia de la natación, después ha sido hallada culpable de dopaje. Cuando llevas un tiempo en esto sabes cuándo algo no es normal. Algunos comentaristas dicen: 'Bueno, tiene 16 años, y a esa edad suceden cosas asombrosas'. Y yo digo: bueno, sí, pero no tan asombrosas. Lo siento". Eso, resumido, fue lo que largó la boquita del tal Leonard, que hasta tendrá prestigio en su trabajo.
Hasta ahí se le podría respetar incluso su opinión, que también debe tener derecho a expresarla. El problema es que Katie Ledecky no tiene 16 años, sino 15, y su exhibición en la final de ayer para destrozar a la inalcanzable Rebecca Adlington también está fuera de todas las expectativas previas a la competición. Es decir, que si John Leonard tuviera la más mínima ética personal, no ya profesional, debería levantar las mismas dudas sobre Ledecky de las lanzadas alrededor de la figura de Shiwen Ye. Pero en Estados Unidos nacen fenómenos naturales que no necesitan ayudas extras, no como en China...
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