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Lo importante no es que el doncel don Pedro el doliente, digámoslo así en el aniversario de su carta a la ciudadanía, tenga una alergia a los reyes que le ha impedido asistir al funeral de Francisco. No es la primera vez que se quita de en medio cuando están los reyes, reciente está su ausencia en la entrega del Premio Cervantes a Álvaro Pombo, aunque parece que la alergia se ha agravado tras su tocata y fuga de Paiporta. Pero no importa. Si tenemos un presidente tan desafecto a los monarcas como Robespierre y Goloshchokin, y con tan poco aprecio por los papas como Martín Lutero y Enrique VIII, lo importante es que tenemos una vicepresidenta del Gobierno entregada, entusiasta y admiradora de Francisco: Yolanda Díaz.
En sucesivas declaraciones ha dicho: “Es una persona muy importante para mí que me ha ayudado, incluso, a tomar decisiones en mi vida… Es el papa de la humanidad, de la paz y de los derechos humanos… Tenía un gran compromiso con el cambio climático, con el trabajo decente... Guardo un recuerdo maravilloso”. Añadiendo un importante nexo de unión transoceánica: “Él es argentino, yo gallega y había un vínculo, nos teníamos afecto”. Para rematar manifestando una sorprendente complicidad: “He seguido casi semanalmente todo lo que hacía... Estoy en conexión permanente, leo todo lo que produce y lo que escribe… Él seguía lo que yo hacía con mucho interés y yo seguía lo que él hacía y me ha dado muchas veces apoyo y fuerza”.
¡El papa seguía lo que Yolanda hacía! Vamos, que Francisco era follower de Yolanda y ella era y es más entusiasta del papa que sor Pascualina, la todopoderosa monja alemana bautizada por el cinismo romano como “Virgo Potens” y “la papisa Pascualina” que fue a Pío XII lo que la señora Danvers a Rebeca, o que la mismísima Geneviève Jeanningros, la monja amiga de Francisco que se saltó el protocolo para despedirse entre lágrimas del papa ante su féretro.
Eso sí, ha dicho que del aborto no hablaron en sus encuentros “porque tenemos una discrepancia evidente”. De lo que se deduce, si lo que afirma es cierto, cuestión sobre la que caben las más fundadas dudas dado el personaje, que el papa que dijo en público que “un aborto es un asesinato” y que “los médicos que se prestan a esto, si me permiten, son sicarios” orilló el tema en sus conversaciones con la vicepresidenta, que reduce tan fundamental cuestión a “no compartir algunas posiciones”. Menos lobos, Yolanda.
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