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El márquetin le hace daño a la política, marca las agendas y convierte la realidad en un relato. Para relanzar su campaña para las presidenciales de 2024, Trump utiliza los cargos por haber pagado con dinero negro a una actriz porno, a cambio de su silencio sobre sus relaciones sexuales. Y recauda una fortuna. Ya dijo que podía disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votantes. Ahora se hace víctima de una persecución y sus fans se indignan.
Los ultranacionalistas son adictos al victimismo. Lo demostró esta semana Clara Ponsatí, que se presentó en Barcelona para hacerse la heroína del independentismo después de cinco años fugada de la justicia. Montó un show en la calle, con exhibición de su inmunidad como eurodiputada, sin correr riesgo alguno. Con los cambios legales promovidos por el Gobierno socialista a favor de los líderes separatistas ya no pueden condenarla a cárcel por sedición. Al día siguiente volvió a Bruselas, donde un grupito de incondicionales la vitoreó en el Parlamento por su hazaña contra el estado represor.
Otra ultranacionalista catalana, Laura Borrás, también truena contra el estado español tras su condena a cuatro años, seis meses y un día de cárcel y 13 años de inhabilitación por falsedad y prevaricación. La líder del partido de Puigdemont, Junts per Cat, es presidenta del Parlament suspendida desde julio hasta que se salde el asunto judicial, que recurrirá al Supremo. Sigue con sueldo anual de 150.000 euros, chofer y asistente personal. Como Trump, denuncia que es víctima de un abuso y que su proceso es una aberración democrática.
También es nacionalista Xi Jinping, que en su reunión de media hora con el presidente español Pedro Sánchez habló de "turbulencias internacionales", para referirse a la guerra de Ucrania. La sinología domina el arte del eufemismo. El primer ministro español le ha dado importancia a esta cita, que eleva su cotización internacional. El Gobierno repite que en el segundo semestre del año presidirá la Unión Europea, pero desde hace trece años las presidencias de turno pesan poco en el Consejo, que tiene presidente permanente. Pero ayudarán al márquetin las reuniones y consejos informales en 25 ciudades españolas, entre ellas Cádiz, Córdoba, Sevilla y Granada. Y en la Alhambra habrá una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno el 6 de octubre, dos meses antes de las elecciones generales.
Las elecciones condicionan los catálogos de venta. El presidente de la Junta no escatimó gastos para despedir por todo lo alto en Sierra Nevada a su consejera de Fomento, candidata del PP a la Alcaldía de Granada. San Telmo Televisión tampoco escatimó tiempo en los dos telediarios del martes de Canal Sur: seis minutos de pantalla y primera noticia en los informativos. No pasó nada en Andalucía, España o la humanidad más importante que esta operación comercial de Moreno.
El márquetin manda en las pantallas. Y en nuestras vidas.
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