La ciudad y los días
¿Guerra en Europa?
Tribuna libre
EL domingo por la mañana la Guardia Civil y todo Jerez de la Frontera ha despedido en la Catedral a uno de sus hijos. No ha faltado representación alguna de la sociedad local ni de la provincial, tanto civil como militar, así como de la administración municipal, con su alcaldesa al frente al igual que la estatal con el subdelegado del gobierno y la autonómica con la delegada de la Junta de Andalucía. También acompañó una senda representación parlamentaria de diputados nacionales y la senadora que preside la comisión de Interior.
Todos, junto a numerosos ciudadanos, han querido acompañar en su dolor a una familia destrozada por la sinrazón de la acción perpetrada por quien estando ahora detenido va a ser puesto a disposición de la autoridad judicial. Y todos han querido mostrar tanto su respeto como su afecto al benemérito Instituto.
Por supuesto, los guardias civiles de Jerez estaban acompañados por numerosos compañeros del resto de la Comandancia de Cádiz y de las limítrofes de Algeciras y de Sevilla. Junto a todos ellos estaban los compañeros de la Policía Nacional y de la Policía Local así como de las Fuerzas Armadas, destacando con su unidad de música la Infantería de Marina.
La tarde anterior, gracias al Ayuntamiento que cedió como velatorio el incomparable marco del antiguo salón de plenos, fueron muchas las personas que también pudieron testimoniar su más sentido homenaje y mostrar su apoyo a la familia. La directora general del Cuerpo entregó a la viuda del guardia civil Agustín Cárdenas Giraldo, la cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, con distintivo rojo. Le acompañaba el teniente general director adjunto operativo y el general de brigada jefe de la Zona de Andalucía.
Agustín era apreciado y querido por todos. Estaba destinado desde hace muchos años en el Puesto Principal de Jerez. Hijo del Cuerpo, pues su padre es guardia civil retirado, había ingresado en 1987 como guardia civil auxiliar. Tras realizar el periodo de formación en la academia de Baeza prestó servicio en las Comandancias de Soria y Sevilla.
En 1990 regresó nuevamente a la academia pero esta vez para formarse como guardia civil profesional. A su salida le sucedieron destinos en las Comandancias de Barcelona y Madrid hasta que en 1996 pasó a la de Cádiz. Desde entonces prestó servicio de seguridad ciudadana, velando por el orden y la ley en las diferentes pedanías del extenso término municipal de Jerez.
La madrugada del sábado entregó su vida en el cumplimiento del deber, resultando muerto al ser arrollado por un vehículo que huía de otra patrulla de la Guardia Civil que hacía uso de sus luces destellantes y sus inconfundibles señales acústicas.
Corresponde a la Justicia establecer cuales deben ser las responsabilidades penales del conductor y su acompañante. Por razones fáciles de entender no se puede profundizar más en esa cuestión, pero tal vez sí sea necesario reflexionar sobre la actitud y comportamiento de determinadas personas así como su absoluta falta de respeto al principio de autoridad.
Los guardias civiles garantizan y velan por la libertad y los derechos de los ciudadanos. Y cuando lo hacen se exponen a perder su vida, tal y como ha sucedido en esta ocasión. Cuando un guardia civil sale de servicio nunca sabe si va a regresar y de ello es plenamente consciente. Hace justo dos años murió en acto de servicio en Los Barrios otro guardia civil jerezano, Fermín Cabezas González. No hay que olvidar que detrás de cada guardia civil hay una familia.
Los guardias civiles son unos inmejorables servidores públicos y como tales hay que seguir cuidándolos, proporcionándoles los mejores medios para cumplir eficaz y eficientemente su deber. Igualmente hay que continuar velando por su protección en el ámbito judicial para que el reproche penal sea justo, proporcional y ejemplar al daño causado. Pero también es necesario seguir potenciando y fortaleciendo esos valores de convivencia ciudadana y respeto al principio de autoridad que son los pilares de una sociedad democrática. Lamentablemente a algunas personas les falta todavía mucho por aprender y su juventud no puede ser una excusa.
Por último, expresar el más sincero agradecimiento a la Ciudad de Jerez y a su alcaldesa por el afecto y apoyo que han prestado en todo momento. La ciudadanía está orgullosa de sus guardias civiles al igual que ellos lo están de sus convecinos, a los que protegen.
También te puede interesar
La ciudad y los días
¿Guerra en Europa?
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La semana ‘horribilis’ de Sánchez
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Quizás
Mikel Lejarza
Hormigas revueltas
Lo último