Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
La torre de vigía
Se quejaban el otro día los padres, creo que del colegio Luís Vives, de que la Policía Local saca el recetario de multas que es un contento a la hora en que se deja o se recoge a los niños después de las clases. Los coches aparcados por ahí sin ton ni son parecen ser la causa.
No parece justo, desde luego. Digo que no parece justo si, como se dice (no tengo la menor prueba) es solo en ese centro educativo donde las multas se reparten como los caramelos en la cabalgata de Reyes, cuando en todos los colegios, a hora punta, los coches aparecen aparcados en doble fila (lo del colegio San José, en la Porvera, es de traca), montados en la acera o donde a cada progenitor o/y/u progenitora le sale de las mismísimas bujías.
Con razón o sin ella, lo que no termino de entender es si los colegios se suelen asignar por proximidad al domicilio, cómo es que todo el mundo coge el coche para dejar a los crío en la puerta. Misterios aparte, no parece que la cosa vaya a tener solución, e imagino que el problema que aquí se expone tendrá lugar en casi todos los colegios a la hora de entrada y salida de las clases.
Pues nada. No se puede dejar el coche donde te dé la gana. El "momentito" no puede servir de excusa. Mi mujer deja a los niñas en el colegio y va andando (10 minutos de camino), y si por lo que sea hay que coger coche, pues se van con bastante tiempo de antelación para poder aparcar donde es debido.
Lo que ocurre es que aquí somos muy cómodos, y como les pasa a los que van al centro, quieren dejar el vehículo a medio metro de la puerta de la tienda o el banco. Cómodos que somos. Y por ese "momentito" si la acera queda ocupada y el peatón no puede pasar ni por ahí ni por el paso de cebra, pues que le den.
Pues hay que poner orden. Con multas o como sea. La comodidad no puede ser excusa para convertir la convivencia y el tráfico en un pifostio.
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