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Tribuna Libre
La pregunta del millón siempre fue, es y será si el entrenador vive de los resultados o 'sobrevive' por ellos. Para explicar y/o justificar el resultado final de un partido de nuestro equipo siempre hay tiempo suficiente en las conferencias de prensa. Sin embargo, las explicaciones tácticas muchas veces escasean en las mismas, pues las dinámicas de los partidos y la visión que tenemos desde los banquillos no permiten dar respuestas al bombardeo periodístico inmediato.
Es válido discrepar con el hecho de que a los futbolistas se les 'enchufe la alcachofa' inmediatamente después de terminado un partido, con el pulso cardíaco por las nubes y las emociones a flor de piel, pero a los entrenadores se nos pregunta, cuestiona y critica en una conferencia de prensa sin siquiera haber tenido tiempo para analizar en profundidad -por todas las partes- los acontecido sobre el campo de juego.
Muchas veces, y es repetitivo, se maquillan estas declaraciones con la apelación al escudo del club, a su afición y a los valores de la institución que no siempre se conocen en profundidad, pero suena bien y alegra los oídos de los aficionados que se van de un estadio contentos por una victoria o frustrados por una derrota.
Hace años que escapamos a estas apelaciones e intentamos declarar de la forma más correcta, educada y empática posible, contestando lo que se nos pregunta, conteniendo emociones y sabiendo que en una conferencia postpartido ejercemos de comunicadores. Innumerables ojos nos ven y leen y oídos nos escuchan. Por este mismo motivo, atesoro los vídeos de la mayoría de mis conferencias de prensa de mi carrera profesional como forma de analizarlas a posteriori y de sacar las mejores conclusiones para futuras comparecencias públicas, algo que requiere de un sentido de autocrítica muy definido. Este sentido también se aprende a desarrollar.
En un mismo mensaje debemos contemplar a todos los receptores de nuestras respuestas verbales y no verbales; periodistas, aficionados, futbolistas, directivos... No es sencillo y para eso también existen ayudas exteriores.
Recuerdo que yendo a jugar un campeonato de Asia con una selección sub-19 en Myanmar (antigua Birmania), en tiempos de un gobierno de facto y con periodistas filosos de varios países, la federación me envió al periodista local más importante del país para que me asesorara sobre el ambiente que habría en las salas de prensa y estar prevenido sobre la dinámica del periodismo por esas latitudes. Aprendí muchísimo y salí de todas ellas muy bien, sin enfrentamientos personales y moderando en muchos casos las respuestas ante ataques furibundos por el rendimiento de mi equipo, por victorias, empates y derrotas, y como siempre, por no ser profeta en mi tierra (extranjero).
Es imprescindible, cuando se llega a un ambiente desconocido con costumbres, hábitos, culturas, religiones e idiomas diferentes a los nuestros, conocer en profundidad la idiosincrasia del entorno donde desarrollamos nuestras funciones y, simplemente con eso, proyectaremos nuestro respeto hacia todos y que todos nos respeten personal y profesionalmente como entrenadores de fútbol.
(*): Maor Rozen es entrenador de fútbol y Licencia UEFA PRO
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