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Alto y claro
Desde que la sombra de María Jesús Montero planea sobre Andalucía, Juanma Moreno se ha recosido y reajustado su traje de hombre moderado, centrista y dialogante que tan fácil le resulta llevar y que es la clave de un éxito político que, como se decía en los antiguos cronicones taurinos, ha sorprendido a la afición. La verdad, para qué negarlo, es que a Juanma Moreno no le cuesta ningún trabajo proyectar lo que es. Lo difícil para él sería ofrecer un perfil de bronca permanente. Sabe que esa moderación tiene una venta magnífica. Todas las encuestas así lo confirman y, además, le abren una ventana de diferenciación ante una María Jesús Montero que ofrece una imagen bullanguera y a la que su necesidad de estar todos los días en el candelero le está haciendo cometer errores.
Juanma Moreno es el hombre tranquilo casi todo el tiempo. Sólo pierde esa calma cuando lo que se le pone por delante es la situación de la sanidad pública en Andalucía. Sea en el Parlamento, en alguna declaración ante periodistas o inclusos en sus redes sociales, cuando de lo que se trata es de defenderse de las muchas críticas que recibe el Gobierno por la situación de los centros de salud y de los hospitales no duda en soltarse el pelo, dejar atrás cualquier atisbo de moderación y terminar echado al monte.
Hay varias razones, todas ellas poderosas, para que la sanidad le quite el sueño al presidente de la Junta y le haga abandonar su calma innata. La primera es que es consciente de que las cosas en este capítulo no marchan como deberían. La inestabilidad permanente y el baile de altos cargos en la Consejería de Salud es un síntoma de una enfermedad que no termina de remitir. La segunda, es que las encuestas le dicen que los andaluces, en esta cuestión, no se chupan el dedo y que perciben claramente que en materia de sanidad pública no se está mejor que ante de que él llegara a la Presidencia. Quizás tampoco se esté peor, pero hay que vender una mejoría que no se ve por ningún lado. La tercera es que Juanma sabe que los problemas de la sanidad, convenientemente trabajada la opinión pública, tienen una traducción en pérdida de votos, como le pasó al PSOE en 2018 propiciando la carambola que lo sentó a él en San Telmo.
La sanidad pública es el talón de Aquiles de Moreno. Por ahora, lo único que pone nervioso al hombre tranquilo.
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