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Quizás porque por una vez la meteorología y el candelario andan al mismo paso y estamos viviendo un otoño europeo, con brillo de suelos mojados, cielos grises y chaparrones; o quizás porque la vi en Roma, allá por el otoño de 1979, de oro viejo los árboles del Lungotevere, en un cine de Piazza Cavour, veo y reveo Manhattan de Allen. Se cumplen 45 años de su estreno en este 2024 que podría considerarse un año Gershwin por celebrarse en él el centenario de los primeros éxitos de su gloriosa y breve trayectoria, truncada al morir con 38 años.
La carrera de Gershwin despegó con el estreno de La-La-Lucille, su primer musical, el 26 de mayo de 1919 en el Henry Miller Theatre de Broadway. Alcanzó 104 representaciones y lanzó la carrera de la hoy olvidada actriz y cantante Janet Velie. El compositor tenía solo 20 años. Pero la fama y la gloria primera le llegaron en 1924, hace un siglo, con los estrenos de Rhapsody in Blue y Lady, Be Good.
La primera, encargada al joven compositor por el consagrado Paul Whiteman como “An Experiment in Modern Music” para interpretarla al frente de su famosa orquesta de jazz, se estrenó en el Aeolian Hall el 12 de febrero con extraordinario éxito. Lady, Be Good se estrenó en el Liberty Theater el 1 de diciembre interpretada por los hermanos Adèle y Fred Astaire, alcanzando 330 funciones. Las canciones, con letras de su hermano Ira Gershwin, que tuvieron mayor éxito fueron Oh Lady, Be Good y Fascinating Rythm.
A partir de aquel 1924 la breve carrera de Gershwin fue gloriosa no solo por sus éxitos serios operísticos y concertísticos, sobre todo por las geniales canciones ligeras que fueron naciendo de sus comedias musicales. Por citar solo algunas de las más grandes: Someone to Watch Over Me y Do, do, do de Oh, Kay (1926), The Man I Love de Strike Up The Band (1927), Funny Face, S’ Wonderful, He Loves and She Loves y My One and Olny de Funny Face 1927), Embreacable You, I Ghot Rhythm, But Not For Me y Bronco Busters de Girl Crazy (1930)…
Canciones extraordinarias, cada una de ellas una obra maestra de poco más de dos minutos, que Allen utilizó en Manhattan, junto a la Rhapsody in Blue que le sirvió de deslumbrante obertura, en emocionantes versiones orquestales interpretadas por la Filarmónica de Nueva York dirigida por Zubin Metha. Es otoño. Llueve. Blanco y negro de Allen. Suena Gershwin.
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