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Tribuna cofrade
Así es como ellos se llaman y quieren que los llamen “Los Pies de la Virgen” y no son otros que la llevan sobre, su cuerpo, sobre su cuello, sobre sus hombros, con orgullo, con alegría, con satisfacción porque saben que son y se sienten como privilegiados porque llevan a la Madre de Dios a pasearla por las calles de Jerez y que la ciudad la venere y la llene de besos, de oraciones, de halagos, de piropos hacia Ella.
Después de más de dos años, esos que decimos que son “Los Pies de La Estrella”, sin poder sentir sobre sus hombros la dulce carga que, de manera voluntaria, adquieren por su amor y devoción hacia la Madre de Dios, ahora en estos días en los que faltan muy pocos para ello, (y que van a parecer eternos) tengo que decir que los admiro y hasta podía decir que “los envidio” a todos ellos, que estoy seguro que tienen una gran nostalgia en su recuerdo de cuando hace unos largos meses la llevaban sobre sus hombros.
Seguro que son unos recuerdos imborrables e inolvidables y llenos de esa ilusión igual que la que pusimos los que nos “atrevimos” en aquellas fechas (hace poco más de cuarenta años) a meternos debajo de un paso de palio, colocarnos nuestras “molías” y llevar un peso, por aquellos días desconocidos, pero con un gran deseo de poder llevar sobre tu cuerpo tu devoción y amor hacia la Madre de Dios y así hacer publica demostración de fe.
Ese paso de Palio, azul como el cielo, azul de Estrella, que tantos recuerdos imperecederos y transcendentes ha hecho a muchos vivir esos instantes que, sintiéndose los pies de Ella, los de la VIRGEN DE LA ESTRELLA, esa preciosa y maravillosa Imagen que a muchos han hecho sentir el amor de Dios a través de sus ojos, de su mirada de Madre, de su impronta de ser a la que parió a Jesucristo, a la que llevó en su vientre al Hijo del mismo Dios, lo han trasladado al pueblo de Jerez.
Son esos momentos inolvidables en aquellas trabajaderas, cada uno con su pata (o el zanco como se dice ahora) o en el costado, en su fijador, en su “palo”, con su faja y su “molía” sintiendo todo el peso que un cuerpo puede aguantar, sobre todo para las personas, que es posible que tal vez muchos no estén acostumbrados a ese esfuerzo tan grande, pero llevándolo contento, a gusto, sobre todo, sabiendo que encima teníamos a la VIRGEN DE LA ESTRELLA y que orgullosos la paseábamos y la llevábamos por las calles de Jerez ofreciendo la realeza de María , la Madre de Dios, la Madre de Cristo Rey.
Seguro que todos hemos pasado momentos duros, difíciles, dificultosos, (en aquel tiempo las cuadrillas salíamos de “mármol a mármol”) y se ha aguantado y soportado de la mejor manera posible, sobre todo con mucha entrega y amor hacia Dios y su Santísima Madre, y que en esos duros instantes todos se vienen arriba cuando se oye cualquiera de las marchas dedicada a nuestra Bendita Imagen, como Estrella Lasaliana o Estrella sublime, o al pasar por la calle tornería, al son inigualable y maravilloso de la marcha “Amargura” e intentando por todos les medios seguir al pie las voces del capataz y sus ayudantes para que ningún varal roce con los balcones que en tan agosta y estrecha calle dificultan su paso.
Ese empuje, ese coraje, ese ánimo, esa devoción, ese fervor, ese Amor hacia NUESTRA SEÑORA DE LA ESTRELLA, afortunadamente se ha trasmitido entre las distintas generaciones de costaleros que hemos tenido la suerte de llevarla sobre nosotros, no solo entre los hombros sino en los corazones, donde todos las llevamos y la llevaremos durante nuestra vida y el ejemplo está en todos esos que son se sienten y se conocen como “Los Pies de la Virgen de La Estrella”.
Todo esto ha hecho posible, junto a otras cosas que detallaremos en otro momento que, porque Dios así lo ha querido, se vaya a Coronar canónicamente esa Bendita, preciosa y maravillosa Imagen de la MADRE DE CRISTO REY DEL UNIVERSO.
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Gracias, Errejón