La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
La esquina
DOS ejes argumentales marcaron el discurso de investidura de Susana Díaz: la única mayoría parlamentaria posible es la mayoría relativa que ella ostenta y, para convencer a los otros de que la dejen gobernar, se mostró dispuesta a asumir partes de sus respectivos programas. Hubo tantos guiños para todos que casi se le quedó un tic a la presidenta en ciernes.
El primer hilo discursivo lo dejó claro desde el principio. Los andaluces, dijo, han decidido quién quiere que les gobierne. Relativamente: hubo más votantes andaluces que el 22-M prefirieron que gobernara otro partido y no el PSOE (casi el doble), pero a efectos prácticos no existe más alternativa a un Gobierno presidido por Susana que una coalición PP-Podemos, que es impensable. "Para que pueda haber oposición tiene que haber Gobierno", fue la conclusión.
También explicitaron los andaluces, por el modo en que se pronunciaron, cómo quieren que se les gobierne en esta legislatura. Desde el diálogo, el acuerdo y la concordia. Para demostrar que ha entendido el mensaje -como dijo el otro- y empezar a practicar esta demanda ciudadana, Susana Díaz estiró el programa socialista hasta hacerlo converger con las reivindicaciones de los cuatro grupos. Pedid y recibiréis, pareció decirles, pero una vez habéis recibido, absteneros. Abstención en diferido, se entiende, porque ya sabe que el voto de hoy será estrictamente negativo.
Hubo guiños para todos, ya digo. Especialmente para Ciudadanos, con más de veinte medidas contra la corrupción y por la regeneración democrática que constituye la razón de ser de Albert Rivera. A Podemos le ofreció expresamente la reducción del 10% de los cargos públicos y personal eventual y alguna medida contra los desahucios. Al Partido Popular, la bajada del IRPF para las rentas bajas y medias en el tramo autonómico y modulación en el de impuesto de sucesiones. A Izquierda Unida, el rescate de la renta básica y la defensa de los mínimos vitales. Será, esta última, la más refractaria al visaje de la candidata porque ésas son las cosas que impuso en el programa común de la anterior legislatura y que sus socios socialistas fueron aparcando hasta que rompieron el pacto. A buenas horas, mangas verdes, dirá la coalición.
Hoy habrá mayoría contra la investidura. Y en la próxima votación, tal como está el patio, probablemente también. Pero habrá otras. Antes y después del 24 de mayo.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón