Promesas presidenciales

Yo te digo mi verdad

17 de diciembre 2024 - 09:15

COMO remedio al más que regular estado de la atención en la Sanidad pública, y sobre todo en la Primaria, el aseado presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha dado por fin con la tecla para resolver el problema: todos los andaluces tendrán cita con su médico de familia a las 72 horas, como mucho, de haberla solicitado. No ha dicho cómo lo vaa lograr, pero basta con su indubitable palabra. Palabra de Juanma. Debemos creerlo porque lo dice él, y ¿quién puede dudar de un presidente tan aseado y respaldado por las urnas, y por las encuestas, ampliamente? 

También afirma el máximo mandatario andaluz, y buena parte de los responsables sanitarios de su gobierno, que la Sanidad andaluza está mucho mejor que con los socialistas, y que es eso es evidente. Esto ya… la verdad… aquí Moreno está remedando a Groucho Marx cuando, sorprendido en la cama en una situación más que comprometida, preguntaba a su esposa “¿a quién vas a creer, a mí o a tus propios ojos?”. Nuestros ojos, oídos y en realidad todos los órganos del cuerpo, nos dicen que la situación del sistema público, cada vez más forzado a recurrir a la privada para reducir, sin éxito, las listas de espera, no es precisamente mejor, sino peor. Pero tal vez nos sorprendería la capacidad que tenemos de atender más a lo que dicen políticos tan aseados que a las imágenes que reciben nuestros propios órganos visuales e incluso al cerebro que las procesa. 

Los médicos de familia han recibido las promesas de Juanma con tanto escepticismo que ni siquiera se han molestado en desmentir su veracidad. Ellos están en los verdaderos problemas, que se centran en la evidente escasez de personal, en la desaparición por fuerza de otras atenciones que antes se ejecutaban, y en un aspecto del que nadie quiere hablar: la hiper utilización del sistema por parte de un público cada vez más exigente y desconsiderado, en unos centros de salud que se quiere abiertos todo el día y con puertas sin filtrar. Contemplan con horror el aumento de las agresiones en unas instalaciones sin ningún tipo de seguridad efectiva, mientras en los hospitales recurren a vigilantes de seguridad y controles mecánicos y humanos a la hora de entrar. Y se preguntan cómo van a hacer para cumplir en sus carnes las promesas que el presidente lanza al aire tan solemnemente.

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