La realidad supera la ficción

Ni los talentos unidos de Terry Southern y Stanley Kubrick, guionistas de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (cuyo título original es Dr. Strangelove o como aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba), ni los de Jim Abrahams y Jerry y David Zucker, guionistas de Aterriza como puedas, hubieran podido superar lo de Trump amenazando con zamparse Canadá, el canal de Panamá y Groenlandia, en el primer caso presentando un mapa de Estados Unidos con Canadá como el estado 51, y en los dos últimos sin descartar acciones militares. Que mientras Trump hacía estas declaraciones llegara a Washington, para las exequias oficiales, el cadáver de Jimmy Carter, el presidente que transfirió el control del canal a Panamá, pone una nota de humor negro.

En el caso de la película de Kubrick, Elon Musk podría ser el Dr. Strangelove, el asesor del presidente al que se le dispara el brazo ortopédico haciendo el saludo nazi, y Trump sería a la vez el general Jack D. Ripper (se pronuncia Jack the Ripper, Jack el Destripador) decidido a declarar la tercera guerra mundial y el mayor T. J. King Kong que cabalga sobre la bomba atómica sujetándose con una mano y agitando con la otra un sombrero tejano al modo de los vaqueros en los rodeos.

En cuanto a Aterriza como puedas, la supera la visita del hijo mayor de Trump a Groenlandia, la conversación telefónica con su papá entre aplausos y su regreso en la cabina de un avión con un muñeco articulado de Trump padre sobre los mandos imitando los de Elvis para los salpicaderos de los coches.

Para nuestra desgracia ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú era una sátira de los disparates políticos y militares que podían provocar un apocalipsis nuclear, rodada dos años después de la crisis de los misiles de octubre de 1962, y Aterriza como puedas era una parodia de las películas de catástrofes aéreas que tanto éxito tuvieron en los años 70, mientras que la victoria aplastante de Trump que lo llevará a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, en parte gracias a la tozudez de un presidente que chocheaba, y los poderes que dará a Elon Musk, son una realidad que nos afectará a todos (para Sánchez y la cursi, grotesca e infantiloide presentación de su francolandia o la gritona irrupción de Montero en la política andaluza no hay que recurrir a tan grandes comparaciones cinematográficas: es landismo político, izquierda de Pajares y Esteso).