Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
Desde mi córner
Démosle hacia atrás a las manecillas del reloj del tiempo y nos encontraremos con cuestiones que ahora mueven a la incredulidad. Por ejemplo, ¿recuerdan cómo se catalogaba al Grupo F de esta Eurocopa tan itinerante como magnífica? Era el Grupo de la Muerte para todo hijo de vecino, seguro que de él iba a salir el campeón, pues a ver quién iba a ser el guapo que podría interponerse en el camino de Francia, Alemania y Portugal.
Francia era incontestable, Alemania es Alemania y archiconocido es el aserto de que el fútbol es un once contra once en el que siempre gana Alemania. Como guinda del pastel, la Portugal de Cristiano Ronaldo que, además, es el vigente campeón del torneo, ergo... Bueno, pues ya están los tres criando malvas con las chanclas puestas en cualquier playa del orbe. Mientras, checos, ucranianos, daneses o suizos viven y colean, vaya si colean para haber llegado hasta aquí.
Está claro que en este mundo tan globalizado, quien menos se espera es capaz de hacer un reloj que, además, da la hora. Los ocho mejores son los supervivientes, incluida la Suiza que nos toca y que derrotó al campeón del mundo aun habiendo errado un penalti y tres ocasiones claras ante Lloris. ¿Y qué decir de Ucrania que llegó desde un tercer puesto y que va a vérselas con los inventores en Roma? Ídem de lienzo con los checos, procedentes también de un tercer puesto.
O el caso de España, que abrió todo tipo de suspicacias desde la lista de convocados y que se incrementaron con los empates ante Suecia y Polonia. El colmo fue en el penalti que Morata falló ante Eslovaquia para que después se llegase al clímax con las dos manitas consecutivas. ¿Y ahora, qué? Pues ahora, a seguir elucubrando, pero con sensaciones nuevas, pues aquella España que parecía no dar para más se ha rehabilitado de tal forma que la euforia ha reaparecido.
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