La ciudad y los días
Carlos Colón
Y Dios ya también Madre tenía
La ciudad y los días
Las farmacias, como es sabido, son lugares donde encontramos remedios para nuestras dolencias. Ayer por la mañana, día de la Inmaculada, segundo domingo de Adviento, a once días de que la Esperanza Macarena abra con su besamanos las puertas de la Navidad, a diecisiete de la Nochebuena y a veinticuatro de que el Gran Poder inaugure con su quinario el año cristiano sevillano, entré en mi farmacia, que es la de Amparo en la Alfalfa, y además del específico para mi cuerpo encontré otro para mi alma. Sonaba con acariciador y discreto volumen Have Yourself a Merry Little Christmas. Un bálsamo que me devolvía lo que a estos días corresponde.
La canción tiene su historia. En 1940 los cantantes, compositores y letristas Hugh Martin y Ralph Blane, que habían creado el cuarteto The Martins para sus actuaciones en radios y clubes, se unieron para componer musicales. Obtuvieron su primer éxito en Broadway un año después con Best Food Forward, interpretado por Rosemary Lane, Nancy Walker y June Allison, y coreografiado por Gene Kelly. En 1942 Kelly era fichado por la Metro y al parecer fue él quien sugirió a Arthur Freed, el mejor productor de musicales del estudio, que contratara a Martin y Blame para que compusieran las canciones originales de Encuentro en Saint Louis, cuya banda sonora estaba formada sobre todo por temas originales de principios del siglo XX, la época en la que se ambientaba la película. El dúo compuso The Boy Next Door, The Trolley Song y Have Yourself a Merry Little Christmas que, cantados por Judy Garland, resultaron ser los mayores éxitos de la película que a su vez fue el mayor éxito de la Metro tras Lo que el viento se llevó y consolidó al estudio como el rey de los musicales en los años 40 y 50.
En 1957 Sinatra grabó Have Yourself a Merry Little Christmas para su álbum A Jolly Christmas from Frank Sinatra, con arreglos y dirección de orquesta de Gordon Jenkins, pidiéndole a Hugh Martin que cambiara algunas frases muy melancólicas –debidas a las circunstancias en que Garland la canta en la película– por otras más optimistas. Sinatra la convirtió definitivamente en un clásico de la Navidad, uniéndola en su álbum a Adeste fidelis, Jingle Bells, I’ll Be Home for Christmas o Silent Night. Esta era la versión elegante y conmovedora que sonaba ayer, a cada tiempo lo suyo, en la farmacia de la Alfalfa. Un bálsamo.
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