Toulouse

Toulouse carece de la majestuosidad de París, y de la elegancia de Viena . Tampoco late en ella el corazón del mundo al igual que ocurre en Londres; y el río Garona que la cruza no lo hace con aguas trasparentes como las de las playas de Maldivas. La capital de Occitania no disfruta de un clima como el del Caribe en Invierno; pero en la cuarta ciudad de Francia por tamaño, sus calles muestran el rostro de la Francia actual más fidedignamente que las vistas desde lo alto De la Torre Eiffel.

El país de Napoleón se jacta desde la revolución que lleva su nombre, de ser el creador de la modernidad. Pero sus preciosas ciudades, la belleza de su cultura universal y su liderazgo en la agotada Europa no pueden ocultar su actual crisis política y las dificultades que tienen para poder mantener el nivel de vida y las prestaciones sociales de las que disfrutan. Francia es en muchas cuestiones un ejemplo a seguir, pero ahora mismo se trata de una familia que gasta más de lo que ingresa y comienza a ser un país inviable bajo las condiciones actuales que mayoritariamente se niegan a revisar. Derecha, izquierda y centro discuten sobre cómo hacerlo, pero nadie de ellos parece dar con la tecla adecuada para mantener las estructuras y libertades que se dieron los franceses a sí mismos en el siglo pasado, al tiempo que se adecuan a los tiempos actuales con otros usos y costumbres en una sociedad mestiza en razas y pensamientos.

En ese laberinto , el área urbana de Toulouse es la que más crece en Francia, superando ampliamente a París , Lyon y Marsella. La razón principal estriba en su pujanza industrial en los sectores aeroespacial, electrónico , químico , biotecnológico e informático, a lo que se añade su actual liderazgo como ciudad especializada en la cura del cáncer a través del Centro Oncopole. Esta urbe amable y satisfecha , situada a la misma distancia del mar, que de los Pirineos , rara vez es noticia, porque en ella la vida transcurre sin sobresaltos y en sus edificios más emblemáticos se muestra que los ciudadanos que la construyeron, lo hicieron sin regodearse en los adornos y en las apariencias , sino con la sencillez de los ladrillos capaces de resistir el paso del tiempo . Al igual que otras urbes como Málaga o Bilbao , su éxito se basa en los esfuerzos colectivos de sus habitantes y en la sensatez de unos dirigentes que no buscan sillones más altos , sino servir a sus ciudadanos ayudándoles a mejorar sus vidas.