Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
Tribuna libre
SIRVAN estas líneas para agradecer eternamente a todas las familias de Jerez, el fántástico día 5 de enero, dia de Reyes, que vivimos todos.
Ante un año tan doloroso, donde ha sido todo tan dificil, no podíamos olvidarnos de los más pequeños que se han portado genial. Han llegado a darnos ejemplo a muchos adultos con su comportamiento, permaneciendo alejados de sus compañeros y compañeras del cole, aislados, sin quitarse las mascarillas, sin poder salir a jugar... mucho sacrificio para ser tan pequeños.
Pero Sus Majestades, que todo lo ven, han buscado la forma y la manera de estar presente el día 5 en nuestra ciudad.
Ha sido un trabajo intenso durante tres meses, codo a codo con el Ayuntamiento, la alcaldesa y en especial con la Delegación de Fiestas y Movilidad, su equipo y su delegado.
Todo ha tenido que inventarse, todo era nuevo, nada se había hecho antes. Y todo con la sombra del COVID rondando por lo que se planeaba.
La Asociación de Reyes Magos ha querido darlo todo para que fuese un día inolvidable, y sin duda lo será. Paradójicamente en este año que los besos, los abrazos y la cercanía entre personas no está permitido, los niños y niñas de Jerez han podido ver a Sus Majestades más cerca que nunca, más que en la Cabalgata. Hablar con ellos, ver el espacio donde trabajan junto a los pajes preparando los regalos, unos espacios mágicos diseñados por IKEA que supo captar la idea de transmitir a los niños y niñas, como los Reyes preparan sus sueños.
Pero el año era especial y especial tenia que ser ese día.
Ha merecido la pena el esfuerzo y el trabajo realizado por todos los implicados en este proyecto. Agradecer a los 30 representantes de Sus Majestades que desde el primer momento aceptáron el reto y lo han vivido con ilusión. A los chambelanes, la policía, ambulancias, agentes de seguridad, Protección Civil y voluntarios Scout y tantos participantes que han colaborado.
Satisfechos desde la Asociación del trabajo realizado en la campaña ‘Ningún niñ@ sin juguetes’ y agradecidos con todas las empresas y entidades que han colaborado en dicha campaña en un año tan complicado por las circunstancias derivadas de la pandemia.
Me quedo y creo que el resto de Sus Majestades, con las miradas que, por encima de las mascarillas, veíamos de cada niño y niña que han visitado las estancias. Creo que ni cuando sean adultos olvidarán el día que hablaron con sus Majestades, les llamaron por sus nombres y le ofrecieron para aquella noche, un vaso de leche, unas galletas e incluso una copa de Jerez para que los Reyes se calentaran en su tarea nocturna de repartir ilusión.
Esa imagen me la quedo como premio del trabajo realizado.
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