Verano cofrade

Cada verano tiene su propio guion en esto de las cofradías. Los ha habido calientes, vertiginosos, tranquilos y de tertulias en la orilla de la playa. En fin, que los hay para elegir. Permítame el lector que a mí el que más me place es el de la tertulia sosegada, bien mojándote los pies en Valdelagrana o disfrutando de un ‘pescaíto’ frito en una buena terraza. No hay nada mejor que dejar a los santos tranquilos por una temporada y disfrutar del chiringuito y del tinto con casera. También creo que los santos lo agradecen.

Este de 2024 va a ser el de los preparativos. El de la organización del gran evento que tendrá lugar el próximo 12 de octubre en Jerez. La Magna Mariana. Ahí es nada. Para ello, quedan todavía, supongo, muchos detalles y flecos que cortar. Por ejemplo, hablar con los custodios de los templos donde los pasos van a salir para pedir el correspondiente visto bueno para que nadie se entere por la prensa. Por otro lado, hemos podido saber que el palio de las Lágrimas saldrá desde el colegio del Pilar. Esto ocurrirá mientras que otros de las periferias vendrán al centro. Es algo así como la fuerza centrífuga y la centrípeta. Traslado que habrá que abrir una hoja de cálculo para tenerlos controlados.

Por otro lado, hay que destacar el interesante programa de exposiciones que habrá que meterle mano e ir preparando todo de cara a los meses previos a octubre.

El verano que se nos avecina será el de la espera a que el consejo vaya ofreciendo las informaciones precisas sobre la Magna Mariana. A los consejeros presumimos que les queda un verano duro por delante de trabajo y preparativos. Que les sea leve. Cuando haya que informar de algo, saldremos de la orilla de Valdelagrana para pegar los ‘teclazos’ que hagan falta. No queda más remedio porque toca un verano, si no movido, sí atentos a lo que se nos avecina para el próximo mes de octubre.