Manuel Barcell

Unos vienen, otros se van (y II)

Desde el nido del cuco

09 de marzo 2019 - 01:31

Comentábamos en nuestra anterior columna el hecho de que una vez llegado el buen tiempo, las aves que habían pasado el invierno con nosotros abandonaban estas latitudes para viajar hacia tierras más norteñas y comenzar su período reproductor.

Ahora, en este tiempo, las que han pasado estos meses en tierras africanas, en sus cuarteles de invierno, emprenden un viaje hacia el norte buscando las condiciones idóneas para traer sus crías al mundo. Viaje, por cierto, agotador y no exento de peligros: hay que cruzar el desierto del Sahara y luego atravesar el Estrecho de Gibraltar. Esto último no es nada fácil para las especies planeadoras, que se mueven, sobre todo, apoyándose en las corrientes térmicas, las cuales en el mar no existen. Es emocionante acercarse en estas fechas a las costas del sur de nuestra provincia y ver el esfuerzo de estos intrépidos viajeros alados luchando denodadamente contra el viento para cumplir su compromiso reproductor. En las semanas pasadas que imperó durante muchos días un fortísimo viento de Levante, se produjo en las costas norteafricanas una gran retención de aves, especialmente milanos negros (Milvus migrans). Al cambiar el régimen de vientos cruzaron miles de estas aves. Sobre el cielo de Jerez se veían al mediodía grupos numerosísimos de ellos en clara dirección Norte. Son millones los pájaros que van a inundar nuestros campos. Los más ciudadanos son conocidos por nosotros: la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) ya están en sus nidos desde hace tiempo. Algunas, ya se ha comentado aquí, ni siquiera han cruzado a África. Ya invernan entre nosotros. Las golondrinas (Hirundo rustica) empiezan a hacer sus nidos de barro en forma de taza. Es curioso cómo siguen la tradición de volver a sus nidos cada año. En La Albarizuela conozco casas con nidos desde hace tiempo. No hay que confundir las golondrinas con los aviones comunes (Delichon urbica), los cuales anidan a mayor altura y sus nidos de barro con una sola abertura decoran muchos edificios jerezanos. Y parecidos a ellos los vencejos comunes(Apus apus), que no construyen nidos, aprovechan huecos en paredes y edificios. Ya dice el refrán: "Por San Olegario (6 de Marzo) el vencejo al campanario". Ya están entre nosotros. Bienvenidos.

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