La Virgen de las Aguas

La Crestería

Nuestra Señora de las Aguas.
Nuestra Señora de las Aguas. / Francisco Holgado

20 de julio 2024 - 20:00

Quienes me siguen asiduamente en esta columna que intento que sea dominical y que escribo bajo el epígrafe de ‘La Crestería’ saben que pocas veces hablo de mí. Los informadores deben de ser notarios de lo que ocurre y comunicar a sus lectores a los que se deben. Lo que viva, sienta o padezca el periodista poco le importa al lector. Si va a la playa, si baja a la piscina de su casa o si prefiere la ‘papas aliñás’ antes que los boquerones en vinagre.

Pero hoy no puedo pasar de puntillas por encima de esta columna sin contar lo que ha significado la llegada de la Madre a la hermandad de la Salud de San Rafael.

Hoy toca trasladar lo que el cofrade —que no el periodista— sintió cuando vio a su Madre de las Aguas en aquel recinto donde los hermanos pudimos pasar para deleitarnos por tan solo unos minutos. Debo de admitir que lo que uno sintió al ver al Señor de la Salud fue un flechazo a primera vista. Mis hermanos lo saben. Pero lo que no pude imaginar es que esa devoción inesperada podría repetirse de nuevo. El pasado viernes el círculo se cerraba definitivamente. Fernando Aguado lograba hacer el más difícil todavía. Darle una Madre al Señor y conseguirlo sobradamente.

Su rostro sereno, su dolor contenido, su belleza y su dulzura, esa que tiene el Señor de la Salud, ha sido trasladada a la Santísima Virgen bajo advocación de Aguas. Si aún el corazón ardía cuando hace ya más de una década vi al Señor y me cazó aquella flecha, el calor del fervor continuará hasta el final. No tengo duda.

Ahora en San Rafael quedamos completos y satisfechos para siempre. Sí, del barrio de Federico Mayo y de su parroquia de San Rafael con todo lo que ello supone. Nuestra Madre de las Aguas velará por nosotros y será intercesora incansable, dando siempre la cara por sus hijos como nosotros la daremos por Ella. Y con esta palabra dejo la columna. Fue lo que me vino a la cabeza y me sigo repitiendo desde que la vi. ELLA. 

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