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Jerez/A vuelta estamos con las cofradías después de un tiempo de asueto necesario. Todo cansa y hay que parar después de años escribiendo sin pausa como consecuencia de los ‘veranos calientes’ que no sangrientos que hemos tenido que vivir en los pasado años.
Pero todo llega a la calma y este año ha sido en el que se han podido tomar y disfrutar de estas ansiadas vacaciones más que nada para desconectar de las procesiones, pasos, pasitos, salidas extraordinarias y, como no, nuestra Patrona. Y todo ello con polémicas varias que no hacen desfallecer al más ‘torta’ en esto de las cofradías.
No les voy a contar a qué he dedicado el tiempo libre que me ha dejado el descanso cofrade porque soy de los que creo que los periodistas somos solo testigos y notarios de la realidad que ocurre a nuestro alrededor. Jamás protagonistas de nada. Eso es lo que pienso cuando veo a un informador hablar más de su vida que de la información. Siempre saco a colación lo que dice con ese gracejo suyo mi amigo Mateo López: “porta a mí”. Sí puedo adelantarles que no he aprovechado para escalar el Himalaya ni me he visto en la península del Yucatán buscando las pirámides mayas.
Lo que sí puedo afirmar es que uno vuelve con fuerzas renovadas. Aunque al tomar contacto con el mundo cofrade ‘punto com’ he visto que la cosa está tal y como la dejé. Bandas que se caen y que renuevan, martillos de los que todo el mundo habla y cuadrillas que dentro de nada comenzarán a igualar. Vuelta cofrade con más de lo mismo. Como la calle fetiche (Tornería) que sigue en el mismo lugar esperando si alguna cofradía se añade a la lista. Tornería, siempre con las llaves en la mano de don Manuel Muñoz Natera.
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Gracias, Errejón