Xerecismo

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El sentimiento en el fútbol

30 de diciembre 2024 - 05:59

EL amor por tal o cual club se tiene o no se tiene, puedes ser bético o no serlo. Eso sí, existe una condición sine qua non para que ese sentimiento pueda darse y es que la entidad por la que sientas cariño o no debe existir. Imaginemos por un momento que el Real Betis Balompié nunca hubiese existido, es fácil deducir que no habría béticos por el mundo. Este sentimiento de amor/odio al Betis lo podemos trasladar al Sevilla, Real Madrid, Barça, Valencia o sin tener que salir de casa al Xerez o al Industrial. Si cualquiera de estos equipos nombrados no hubieran existido no podrían tener seguidores o detractores.

En estos de los quereles, el fútbol es una metáfora extrema de la vida. Porque como alguien comentó una vez “de pareja puedes cambiar, de partido político o de religión también puedes cambiar, pero de equipo de fútbol nunca”. Es más que evidente que esa frase la inventó un forofo aficionado porque a los hechos me remito, en la realidad también se traslada el sentimiento de un equipo a otro y no pasa nada. Antes quería que ganase X ahora quieres que gane Y.

En esto del sentimiento futbolístico, existe un nivel superior y es aquel en el que el bético, sevillista, madridista, culé, xerecista o industrialista no solo ama a su equipo hasta la muerte, sino que dicho sentimiento lleva aparejado otro igual de potente pero de odio al histórico enemigo. Así existen los antibéticos, antisevillistas, antimadridistas, antibarcelonistas, antixerecistas o antiindustrialistas. Sentimientos estos que sacan todo lo negativo del ser humano. Recuerdo un buen amigo, ya fallecido, todo un señor, seguidor del Jerez Industrial que cuando se refería al Xerez lo hacía en términos del veneno “Santi como ha quedado el veneno este domingo” solía decirme cada semana.

También existen aquellos que son desde pequeñito de un equipo, básicamente porque el padre o la madre se lo transmitió y cuando madura, por experiencias o distintas razones puede simpatizar o gustarle otros equipos. Más del Athletic Club que Iker Muniain pocos pueden serlo y, sin embargo, dijo que además de su club de toda la vida, le encantaba el River Plate. Sin ir más lejos, yo soy xerecista desde pequeño y cuando empecé a trabajar en los medios de comunicación e iba conociendo otros sentimientos, como el industrialismo o el cadismo, fui descubriendo más puntos de afinidad que de desencuentro y a día de hoy afirmo que soy del Xerez, pero que una victoria del Industrial o del Cádiz me alegran el día.

Otra cosa es la cantidad de sinvergüenzas que han ocupado la poltrona de tal o cual club en beneficio propio. Que se lo digan a los béticos, sevillistas, madridistas, culés o xerecistas. Uno de los casos actuales más sonados es el cabreo que tienen los aficionados valencianistas con el presidente y su gestión. Aunque en el fútbol profesional manda quien tiene en su poder las acciones, estricta regla del capitalismo vigente, donde el sentimiento solo tiene derecho al pataleo. Eso sí, me atrevo a decir que mientras el Valencia no desaparezca como entidad, la afición che va a seguir llenando Mestalla cada partido, porque para eso son valencianistas desde pequeño. Lo bueno de todo es que afortunadamente en nuestro país podemos decidir libremente a quien seguir, en mi caso, sigo siendo xerecista como mi padre me enseñó.

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