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Por segundo año consecutivo Checa, el joven entrenador del Xerez, disfrutará comiéndose el turrón en Jerez. Los últimos resultados del equipo culminados con el cero a dos en Linares del pasado fin de semana han devuelto la estabilidad, no ya solo al vestuario, sino lo que es más importante a la afición. Tras un inicio fulgurante en el estreno de la categoría el equipo entró en una crisis de juego y resultados que llevaron a muchos xerecistas a un estado de cierta desesperación.
Cuando el runrún suena en la grada, lo habitual en el mundo del fútbol es que todas las miradas se fijen en la figura del entrenador. Sin ir mucho más lejos, esta temporada entrenadores como Ancelotti o Simeone han sido ampliamente criticados por la grada y la prensa, hasta el punto de que algunos vaticinaron que no se comerían el turrón en sus respectivos clubes.
El caso es que Checa y su cuadro técnico han superado un primer bache y han llegado al parón navideño con buena nota. Números que luego tendrá que refrendar en la segunda vuelta del campeonato. Lo sensato sería que el aficionado solo debería exigir la permanencia y nada más. A fecha de hoy este objetivo debería ser reconocido como un gran resultado y olvidemos de una vez por todas que una vez estuvimos en Primera. Se trata de vivir el presente, de ir partido a partido al más puro estilo del Cholo.
Cuando el Xerez, en una categoría como es la Segunda Federación y el año pasado en Tercera, es capaz de congregar a siete u ocho mil aficionados, pone de manifiesto que el club tiene futuro, pero para ello se debe tener los pies en el suelo y marcar objetivos coherentes, saber planificar a medio y largo plazo. El xerecismo históricamente ha sido mucho de pasar de la euforia al pesimismo a las primeras de cambio y esos bandazos emocionales hicieron mucho daño. Si algo deberíamos haber aprendido a estas alturas de la historia es que solo con nuestro esfuerzo, consenso, unidad y planificación el Xerez seguirá su camino, por muchos baches que siga encontrando en su camino. Los errores del pasado, que llevó al club al borde de la desaparición, deberían estar muy presentes para no volver a cometerlos.
A pesar de lo dicho anteriormente, para un crecimiento adecuado deben existir la crítica, opiniones que disienten sobre tal o cual cuestión, pero siempre con el interés de sumar, aportar y no destruir, que ya sabemos que en Jerez se lleva mucho eso de ser cainita. De momento el xerecismo pasará unas buenas fiestas y Checa se comerá aquí el turrón, los pestiños o lo que le apetezca.
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