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Los españoles celebramos hoy el 12 de Octubre, nuestra fiesta nacional. Lejos de ser una festividad meramente retórica o patriotera, esta fecha debe servir para reivindicar lo mucho que nos une a las diferentes comunidades autónomas que componen España. Son varios los días para acordarnos de la pluralidad del país, de sus numerosas culturas y lenguas, pero la de hoy es una jornada que nos recuerda ese viejo sueño de unidad que recorre la Península desde Isidoro de Sevilla y que, aunque con muchos problemas y retrocesos, ha ido cuajando en los últimos cinco siglos, desde que las coronas de Castilla y Aragón (que agrupaban a una buena parte de los territorios ibéricos) se unieron por una alianza matrimonial.
El 12 de Octubre se celebra también la que sin duda es la mayor tarea colectiva y universal de España como nación: el descubrimiento y colonización del continente americano. Es evidente que este fue un proceso lleno de contradicciones y violencia, con gran mortandad de los indígenas por enfermedades llevadas por los europeos, por la simple explotación en los tajos o por las guerras, pero también lo es que en aquella fecha se inauguró una nueva civilización, la Hispanidad, que hoy aglutina a más 400 millones de personas que hablan y siente en el idioma español. La conquista se puede resumir en la avaricia del encomendero, pero también en la denuncia social de Bartolomé de las Casas o en esos inmensos monumentos culturales que son las crónicas de indias o la arquitectura colonial. En unos momentos en los que vemos que América Latina vuelve a atravesar turbulencias económicas y políticas, hay que recordar los lazos históricos y de solidaridad fraternal que unen a España con este continente.
Llega un nuevo 12 de Octubre sin que el procés catalán, el mayor desafío de los últimos tiempos a la unidad de España, esté resuelto. Los comportamientos independentistas, una constante en nuestra historia, son legítimos siempre que no se vulnere la ley. Pero el Estado debería tener un papel más activo en la reconstrucción de los puentes entre Cataluña y el resto de España. No sólo se trata de escuchar las demandas de la sociedad catalana, sino de tener una política activa en la reconstrucción de los afectos que el nacionalismo catalán se ha encargado de deteriorar en los últimos tiempos. La Administración central del Estado y sus instituciones deben volver a tener una presencia activa en Cataluña. Esa será la mejor forma de celebrar esta fecha.
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