La añoranza del consenso

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, aprovechó el acto de entrega de los Premios Andalucía de Justicia, que se otorgan por primera vez, para hacer un canto a la vigencia de la Constitución de 1978 y reivindicar el clima de consenso que la hizo posible. La asistencia a la ceremonia de uno de los padres de la Constitución, el ponente de la entonces llamada Minoría Catalana Miquel Roca, contribuyó a reforzar ese llamamiento, que se antoja especialmente oportuno en las circunstancias actuales. El ya muy cercano 2025 es una buena ocasión para revisar lo que ha sido la historia de España durante el último medio siglo. La muerte del general Franco y la llegada al trono de Juan Carlos I marcaron una nueva época en la que todo estaba por hacer para convertir a España en una democracia normalizada e integrada en Europa, tras una dictadura de cuarenta años que la mantuvo aislada. La operación era tremendamente complicada, pero si se saldó con un éxito rotundo que asombró al mundo fue porque existió una clase política que, a pesar de las dificultades del momento, supo poner los intereses del Estado por delante de estrategias coyunturales o rivalidades partidistas. Miquel Roca es un buen exponente de ese talante. La situación ahora no puede ser más diferente. Es lógico por el tiempo transcurrido. Pero también es necesario subrayar que la política española ha sufrido un tremendo deterioro en su calidad y en sus liderazgos. El sentido de Estado ahora brilla por su ausencia. Hay, en consecuencia, que echar la vista atrás y preguntarse si la clase política actual está a la altura de lo que se demanda de ella.