Un debate absurdo y artificial

Editorial

No tiene asuntos el gobierno municipal como para convertir ahora en un problema los monumentos religiosos en las calles

14 de enero 2017 - 02:03

El gobierno municipal de Jerez, a través de su concejal de Dinamización Cultural, Francisco Camas, anunció en el pleno celebrado el pasado jueves que quiere someter a debate la instalación de monumentos religiosos en la ciudad. Este anuncio se realiza al tiempo que no ha sido autorizada la colocación de una imagen de la Virgen María en la rotonda existente junto al colegio religioso de Montealto. Esta actitud ha causado pronto un rechazo social en una ciudad que, como Jerez, cuenta con un gran patrimonio religioso y una comunidad de creyentes cuya actividad, desde las hermandades y cofradías a las oenegés vinculadas a la Iglesia católica o los centros educativos, se palpa día a día y en todos los rincones, sin distinción. Tal vez consciente de ello, desde el equipo de gobierno la propia alcaldesa se vio obligada ayer a matizar las palabras de su delegado en el pleno, extendiendo ese debate a todo tipo de monumentos en vías públicas, no sólo los religiosos, apuntando a la necesidad de que exista un cierto control de las esculturas que se colocan en calles, plazas y rotondas e incluso en el nomenclátor. Tratar de establecer un rigor especial para aquellos monumentos que tengan un carácter religioso simplemente por el hecho de serlo, sin entrar en cuestiones formales, es una falta de respeto y un error político por parte de quien lo proponga. Si se pretende un mayor rigor en la implantación de imágenes en la vía pública por cuestiones de espacio, ha de ser con carácter general y no atendiendo a criterios ideológicos o de confesión religiosa. Pretender abrir ahora un debate en Jerez sobre los monumentos vinculados a creencias tan arraigadas a la Historia y a una amplia mayoría de la ciudad es absurdo y artificial. Sin caer en demagogias fáciles, no parece que ésta sea una de las principales inquietudes de los jerezanos, que tienen entre sus preocupaciones otras mucho más urgentes y que están en la mente de todos, especialmente de quienes sufren el problema del desempleo. Confiemos en que se imponga el sentido común y no se pongan trabas a miles de ciudadanos que voluntariamente y de sus bolsillos promueven legítimamente y con todas las bendiciones legales la instalación de monumentos religiosos, como otros lo hacen en favor de otro tipo de imágenes. No tienen asuntos Jerez y su gobierno (especialista en meterse en charcos) como para cuestionar los sentimientos de una gran parte de sus ciudadanos.

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