Una dictadura cruel y falsaria

Editorial

03 de agosto 2024 - 03:05

Estados Unidos ha terminado por reconocer a Edmundo González como ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela el pasado 28 de julio. Después de que su secretario de Estado, Antony Blinken, hubiera reclamado, en coordinación con otros países, la publicación de las actas de las mesas electorales, el peso de la evidencia indica que el actual mandatario, Nicolás Maduro, ha perdido los comicios. A esta conclusión también había llegado el Centro Carter, que actuó como observador internacional. Desde un principio, estas elecciones no fueron justas porque la oposición no se presentó en condiciones de igualdad con el oficialismo, lo que no evitó una amplia victoria que Maduro ha tratado sin éxito de ocultar. La represión con la que el régimen está atacando ahora a los opositores, manifestantes e, incluso, testigos del escrutinio certifican que la de Venezuela es una dictadura cruel y mentirosa que ha llevado a su pueblo a niveles muy preocupantes de pobreza, como indica que seis millones de personas hayan huido del país por razones políticas y económicas. Las protestas iniciadas en los barrios pobres de Caracas, antes de seguimiento chavista, demuestran que Maduro también perdió hace tiempo el apoyo de las clases populares, las más perjudicadas por la corrupción y la negligencia económica de su Gobierno. Ante tal falseamiento, distintos gobiernos americanos , incluido el de Estados Unidos, se han implicado en una estrategia coordinada que pretende la salida de Maduro del poder y la constitución de un nuevo Ejecutivo democrático. Incluso países gobernados por dirigentes de izquierdas, como Brasil y Chile, se están empleando a fondo para hacer efectivo el resultado real de las elecciones. La Unión Europea también está en ello, e incluso España ha clamado por la transparencia, a pesar de que Sumar se apresuró a reconocer como verdaderas las medidas de este impopular dictador.

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