Un extremismo político cada vez más dañino

Editorial

Podemos trata de sacar rédito electoral de las amenazas a Iglesias y Vox suma otra provocación con el mismo objetivo

25 de abril 2021 - 01:42

La campaña electoral de las elecciones autonómicas anticipadas en la Comunidad de Madrid se ha convertido en paradigma del extremismo político y sus consecuencias. Los partidos más radicales del espectro ideológico, a un lado y al otro, han dado un claro ejemplo del nivel al que se está llevando la política española. A partir de unos hechos condenables, el envío de unas cartas amenazantes -que incluían balas de fusil de asalto- al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y al ex vicepresidente del Gobierno y ex ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, Podemos y Vox han hecho gala del tipo de política que practican y que sólo busca una irresponsable polarización de la vida pública. Iglesias ha utilizado la execrable amenaza recibida para intentar que Podemos, el partido del que es el candidato a la Presidencia de la comunidad madrileña, saque un beneficio electoral incendiando una campaña en la que el efecto de su salida del Gobierno no ha aupado en las encuestas al partido morado tanto como desearía. Y Vox, que va de provocación en provocación, vio en el episodio y en la advertencia de Iglesias de que se iría de un debate en la cadena Ser si la candidata del partido de derecha extrema, Rocío Monasterio, no condenaba la amenaza, la ocasión idónea para reventar el contraste de ideas y elevar aún más el tono de su campaña, basada en sembrar el odio, también ante el retroceso que los sondeos dan a sus opciones electorales. El episodio vivido en directo en las ondas sólo aumenta la polarización y el clima de fractura civil en el que se desarrolla la campaña madrileña, fenómenos que sólo benefician a los extremistas, hurtan a los electores el debate respetuoso y sereno sobre los problemas reales de Madrid, que son similares a los de Andalucía y de todo el país, y dañan la democracia certificando el bajo nivel que ha alcanzado la política en España.

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