Editorial
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Las evidentes prisas del PP por tramitar la nueva ley del suelo -un proyecto capital para el Gobierno de Juanma Moreno junto a la rebaja fiscal- han vuelto a alimentar el fantasma del adelanto electoral en las últimas fechas. Pero por más importante que sea esta norma de planeamiento para la actual Junta de Andalucía y para el conjunto de los andaluces, una cosa es criticar a la oposición por retrasar su debate y otra bien distinta, como intentan desde las filas populares, es vincular este leve contratiempo a una supuesta estrategia de PSOE y Unidas Podemos para evitar que se celebren elecciones antes de tiempo. El botón del adelanto electoral no es algo que el Ejecutivo andaluz deba exhibir para amenazar a sus adversarios cada vez que se tuerzan sus planes, por más relevante que sea esta norma cuya tramitación, por cierto, los socialistas han aprobado por vía de urgencia. A estas alturas, y a tenor del pasado más reciente, los populares tendrían que tener muy presente que los mandatos están para cumplirse. Hoy por hoy no hay ninguna razón de peso, y menos cuando aún estamos inmersos en la lucha contra la pandemia del coronavirus, para invitar al Gobierno de la Junta a recortar la legislatura. La formación naranja no sólo le ofrece el apoyo puntual y necesario, sino que en ningún momento ha puesto en juego la estabilidad de la gobernanza de la Junta, tal y como prometió su líder, Juan Marín. El vicepresidente, además, es consciente de que su formación sería la más perjudicada en caso de acudir a las urnas en estos momentos en los que las encuestas les son tan negativas que lo llevan escrito en el rostro. De esta suerte, los populares podrían pagar muy cara su osadía si deciden cambiar sobre la marcha a un socio serio y muy cómodo en el día a día, al que no se cansa de definir con la palabra "amigo", por una nueva alianza en la que la voz cantante la llevaría una formación mucho más incómoda como podría ser Vox, en caso de ser necesarios sus apoyos. El PP tiene año y medio por delante para terminar de cumplir su programa y sus promesas electorales, y es a ello a lo que se tiene que dedicar si no quiere defraudar a los andaluces.
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