Fragilidad tecnológica

Editorial

22 de julio 2024 - 03:05

Aestas alturas del siglo XXI deben de existir pocas dudas de que la digitalización y la universalización de internet han supuesto un paso de gigante en el progreso humano, quizás el más trascendente en todos los órdenes desde la invención de la escritura. No es exagerado afirmar que en el mundo global lo que no es digital no existe o, por lo menos, no es trascendente. Desde el mundo de los negocios hasta los grandes movimientos de estrategia internacional viven en la red. Pero también los aspectos más esenciales de la vida particular de cientos de millones de personas no se entenderían sin los algoritmos de sus dispositivos móviles o sus computadoras personales. Por todo ello conviene ser conscientes también de que el sistema que sustenta la digitalización es de una enorme fragilidad y está sometido a ataques maliciosos o a errores de consecuencias imprevisibles. El último ejemplo de esto último se produjo el viernes. La actualización de un antivirus del gigante tecnológico Microsoft provocó un apagón en millones de ordenadores de todo el mundo y desató durante horas el caos en empresas y servicios públicos. Sus consecuencias supusieron, por ejemplo, el colapso de centenares de aeropuertos, con cancelaciones de vuelos y retrasos generalizados. El origen de la incidencia fue rápidamente localizado y solucionado, pero puso en evidencia la vulnerabilidad de la estructura tecnológica global y la enorme concentración en muy pocas compañías de servicios con una afectación mundial. No deja de resultar inquietante que una maniobra tan habitual para el mantenimiento de la seguridad de la red como la renovación de un programa antivirus pudiera provocar un caos de la magnitud del que se vivió el viernes. La tecnología es demasiado importante en nuestro tiempo para que se puedan admitir circunstancias de este tipo. El enorme desarrollo que se ha registrado en los últimos cuarenta años no se ha visto acompañado de sistemas y regulaciones que reduzcan su fragilidad. Es ya el momento de abordarlo.

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