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Andalucía lleva semanas deshojando la margarita de un posible adelanto electoral. Desde que Ciudadanos anunció que rompía su pacto de legislatura con el Gobierno presidido por Susana Díaz, muchas han sido las informaciones y contrainformaciones que han señalado diversas fechas para la celebración de los comicios autonómicos. Hasta el momento, todo han sido simples especulaciones, pues la responsable de decidir si se adelanta o no las elecciones, la presidenta de la Junta, todavía no se ha manifestado al respecto en público. Hoy por hoy, nadie puede afirmar con plena certeza lo que piensa Susana Díaz sobre este asunto.
La presidenta no tiene ninguna obligación, ni legal ni ética, de desvelar sus planes. La convocatoria de elecciones es una decisión que sólo a ella compete y, por tanto, la debe tomar en solitario. Sin embargo, Susana Díaz debe ser consciente también de que el intenso debate que se está produciendo en torno a la posible fecha electoral se ha convertido ya en un problema para nuestra comunidad autónoma. Recientemente, dio la voz de alarma el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, quien con buen criterio advirtió de lo poco amiga que es la economía de las incertidumbres de cualquier tipo. Cualquier empresario o inversor busca siempre marcos estables y previsibles. Por eso, sería conveniente que Susana Díaz desvelase definitivamente sus planes, independientemente de que éstos pasen por adelantar la fecha electoral o, por el contrario, por agotar la actual legislatura. Al fin y al cabo, estamos hablando de una diferencia de apenas cuatro meses entre una opción y la otra.
El propio consejero de Economía de la Junta, Antonio Ramírez de Arellano, en línea con el presidente de los empresarios, también reconoció ayer, en un Foro Joly celebrado en Sevilla, que sería conveniente acabar con esta incógnita, en la que ha sido la primera declaración de un miembro del Gobierno andaluz al respecto. Asimismo, esta incertibumbre también ha servido de excusa para que los partidos con representación parlamentaria se enzarcen en una polémica tan dura como estéril, olvidando debatir sobre los verdaderos problemas que tiene Andalucía. Así las cosas, parece evidente que ya ha llegado el momento de que la presidenta tome definitivamente una decisión.
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