El laberinto del PSOE andaluz

Editorial

06 de diciembre 2024 - 03:06

La democracia es un sistema de equilibrios en el que la oposición tiene la misión de jugar un papel decisivo en la fiscalización de la acción de gobierno y en la elaboración de propuestas alternativas. Es en este sentido en el que hay que analizar la importancia de la dinámica en la que ha entrado el PSOE de Andalucía ante la convocatoria de su congreso de febrero, que está llamado a renovar sus mensajes y, probablemente, también sus liderazgos. No es, por lo tanto, tan solo una cuestión de gestión interna de ese partido lo que está en discusión. En la resolución de la crisis de los socialistas andaluces están también las claves de la actuación de la principal fuerza de la oposición en Andalucía y la única con posibilidades reales de convertirse en una opción de gobierno viable. Tras la pérdida de la Junta en 2018, tras una etapa ininterrumpida de poder desde que en 1982 se constituyó la autonomía, el PSOE ha sufrido un proceso de pérdida de identidad social y de desconexión progresiva con las bases que le proporcionaron años de resonantes triunfos electorales. Esta deriva se agudizó tras la obtención por el PP de una clara mayoría absoluta en los comicios de 2022. Es lógico que como consecuencia de esta situación el liderazgo de Juan Espadas se vea cuestionado y que la dirección federal del partido no le haya ofrecido un respaldo claro. Los socialistas saben que sin un buen resultado en Andalucía sus posibilidades nacionales se ven fuertemente mermadas. Espadas no se ha rodeado en esta etapa de un equipo solvente ni ha sabido trasladar mensajes que se traduzcan en una recuperación de las expectativas de retorno al poder por parte de su partido. A los propios socialistas corresponde decidir cómo se revierte esta situación. Pero en interés de la calidad de la democracia andaluza es de desear que el PSOE salga de su actual laberinto.

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