Un mensaje para Putin

Falta menos de un mes para que la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania cumpla un año. En este tiempo, según cálculos de Naciones Unidas, unos siete mil civiles han perdido la vida como consecuencia directa del conflicto y es difícil calcular el número de combatientes de uno y otro bando que han muerto o el montante de las pérdidas económicas que se han producido. Con la situación bélica enquistada, sin que se pueda prever un final rápido o incluso el comienzo de negociaciones de paz, Ucrania es hoy un factor de desestabilización internacional que afecta con especial intensidad a Europa. En este contexto, el envío por parte de las potencias occidentales de armamento a Ucrania que permita un giro de la situación no sólo es pertinente, sino que constituye una medida de defensa de los intereses occidentales ante una agresión imperialista a un Estado soberano que comparte los valores democráticos que constituyen la esencia de la UE y la OTAN. La decisión alemana de desbloquear el envío de los carros de combate Leopard a las fuerzas armadas ucranianas es coherente con esta filosofía. El Gobierno de Berlín ha superado las dudas iniciales y ha abierto el camino para que otros países, entre ellos España, puedan acometer acciones similares. Se puede hablar de una acción conjunta de política exterior de la UE y EEUU que, ciertamente, supone una mayor implicación europea y estadounidense en el conflicto. Pero que es necesaria para desbloquear una situación que puede eternizarse con el consiguiente aumento del sufrimiento y la destrucción. Con la decisión de enviar los carros de combate, Europa manda al sátrapa Vladimir Putin un mensaje claro: la agresión a Ucrania lo es también a los intereses de Europa y a los valores que defiende. España debe comprometerse activamente con esta política porque es uno de los países que conforman el núcleo duro de la Unión Europea y debe ser corresponsable de sus estrategias.