José Antonio Merat

Derecho a defenderse

La tribuna

Ya no nos conmueve pensar que hay alguien muriendo en Gaza por el fuego israelí mientras nosotros estamos en casa, estamos inmunizados

Derecho a defenderse
Derecho a defenderse / Rosell

26 de octubre 2023 - 00:00

El conflicto entre Israel y Palestina, al que no tildaré de guerra en esta tribuna porque eso tiene unas normas y lo que está sucediendo en Gaza no, ha desatado un interesante debate sobre el derecho a defenderse. Cuando Hamas bombardeó por sorpresa a sus vecinos israelitas, los Estados se posicionaron de lado de Israel. Sospecho que lo hicieron porque, además de ser la parte agredida, nadie en su sano juicio le da el beneficio de la duda a un grupo terrorista. Menos aún si el ataque en cuestión provoca una oleada de llamadas a la yihad islámica y la movilización musulmana. Esa discusión, tan interesante como profunda, es otra y no nos ocupa ahora.

Un detalle no menor de este conflicto es la situación política interna que venía viviendo Israel. Benjamín Netanyahu y su partido, el Likud, han sufrido una crisis de popularidad y apoyo, hasta el punto de casi perder el gobierno. Bibi, como también se le conoce, lleva más tiempo en el cargo que David Ben-Gurión, que ya es decir. Él ha sido el conductor de la política contemporánea de Israel y nunca ha dado visos de querer dar relevo fácil a su sillón. El pasado mes de agosto, los israelíes celebraron manifestaciones masivas contra Netanyahu por su ley que limitaba el poder de los jueces del país.

Ahora, Bibi ha absorbido a la oposición en un gobierno de emergencia y la opinión pública se centra más en ganar este conflicto a Hamas y no en discutir los excesos de su primer ministro. La Ciencia Política tiene sobradamente estudiado que, cuando hay un conflicto de por medio, un político puede pasar de villano a héroe en cuestión de horas. El concepto se llama Rally round the flag y el ejemplo que se suele poner es el del presidente George W. Bush después del 11-S. Esto nos ayudará a completar mejor el análisis.

Por eso veo acertadas las manifestaciones y movimientos a favor de Palestina. Si el ataque del pasado 7 de octubre, en que los terroristas de Hamas asesinaron a mil cuatrocientas personas y secuestraron a doscientas más, fue de una brutalidad muy grave, las respuestas de Israel no han sido menores. ¿Hasta cuándo dura el derecho a defenderse? Y, sobre todo, ¿cómo y cuándo pueden defenderse los millones de palestinos que, desde el año 1948, sufren el rechazo, la marginación y la movilización del Estado de Israel? Hablo de los palestinos, no de Hamas. Con sus ataques, los terroristas ya sabían que empujaban a la población civil hasta el borde del precipicio. Por eso digo que son víctimas de los excesos de Hamas y de Israel.

En Gaza, la población también venía sufriendo la mano dura y la falta de herramientas democráticas con las que el grupo venía castigando a su población. Ellos también son víctimas del grupo. Israel no ha querido diferenciar a los palestinos de Hamas cuando dio un día para abandonar la Franja a toda la población, previo corte del suministro energético y de ayuda humanitaria, obligando a millones de personas a realizar desplazamientos forzosos. El asunto se vuelve aún más grave sabiendo que el ejército israelí tiene la sofisticación suficiente para combatir a sus enemigos, Hamas, sin expulsar con brutalidad a la población; a la gente que ellos ya llevan casi ocho décadas violentando y que también es víctima de Hamas.

Ya no nos conmueve pensar que hay alguien muriendo en Gaza por el fuego israelí mientras nosotros estamos en casa, estamos inmunizados. Por eso, quiero pensar en los niños y jóvenes que estaban realizando sus estudios, con sus proyectos de futuro y sus ilusiones. Ellos y ellas que, si no tenían suficiente con los represores de Hamas y la histórica represión de Israel, son obligados a abandonar su casa y su vida.

Tendemos mucho a pensar que las poblaciones árabes y, sobre todo, musulmanas están familiarizadas con el conflicto, que apoyan activamente estas causas, y olvidamos que la mayor parte de la población solo quiere vivir en paz y de la mejor manera posible. Ellos son las primeras víctimas de este conflicto, los palestinos e israelíes contrarios a Hamas y Netanyahu que quieren vivir de su negocio, sus estudios o sus proyectos. Los hay.

En España, todos los partidos, menos Sumar, están de perfil. Algunos por falta de capacidad, otros porque no quieren –pueden– pronunciarse al respecto. La gran mayoría de países que todavía no reconocen a Palestina son occidentales y España, el nuestro, está entre ellos. No le reconocemos su derecho a defenderse y, aún peor, tampoco a reconocerse. Seguiremos en esa lista, por lo menos, un día más.

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