La tribuna
Eva Díaz Pérez
El sol andaluz de Gerald Brenan
Tribuna de opinión
Aún no parece preocuparle a nadie la ausencia de lluvias que está padeciendo nuestra provincia y Andalucía en general. Desde el pasado mes de noviembre, que se despidió con un otoño inusualmente largo en pluviometría –aproximadamente 400 litros por metro cuadrado– únicamente hemos tenido dos días de lluvia y muy escasos. No alcanzan los 30 litros metro cuadro entre ambos. Los campos de las fértiles tierras de bujeo están resistiendo razonablemente bien por las reservas de humedad del suelo. Pero estamos en el límite. Las siembras de girasol se están realizando en seco con una nacencia irregular, padeciendo además los daños producidos por pájaros, insectos, etcétera. Tiene que llover ya.
Las reservas de agua embalsada de nuestra provincia no están mal: 66,78% en la actualidad. La capacidad de agua almacenada de los embalses de nuestra provincia es de 1.821 hectómetros cúbicos y disponemos de 1.216 Hm/3 en la cuenca con un consumo de aproximadamente del 4 Hm/3 a la semana. La media de agua embalsada en nuestra cuenca en los 10 últimos años de 1.322 Hm/3 en estas mismas fechas. Aún no estamos mal. Si la primavera se porta bien, aún podemos salir airosos de este invierno seco.
Mas si miramos al pasado, hallaremos evidentes muestras de períodos muy secos que hicieron temblar a nuestros antepasados en los tiempos en los cuales no estábamos globalizados; la población se alimentaba de lo que se producía en su zona. Además, la agricultura era el gran empleador de mano de obra, de tal forma que sequía equivalía a desempleo, hambruna y ruindad de los labradores.
Por eso se recurría a la intercesión de las Vírgenes, Patronas y Santos. Desde siempre me ha producido interés una lápida existe en la Iglesia del Convento de Santo Domingo donde se le da culto a la Virgen Consolación, copatrona de Jerez con la Merced y más antiguamente también con la del Socorro que se venera en la Santa Iglesia Catedral. La lápida en cuestión fue colocada en su lugar por el Ayuntamiento de Jerez en acción de gracias a la Virgen de Consolación, Merced, Socorro y San Dionisio patrón, por oír las súplicas de los jerezanos que padecían una atroz sequía. Este es el texto de la lápida:
En enero de 1605 acordó el muy ilustre Ayuntamiento de esta ciudad de Jerez de la Frontera por la grande esterilidad que padecida, un ayuno General en miércoles, viernes y sábado de la inmediata semana y proceso a general rogativa a la prodigiosa imagen de Consolación trayéndose por el mismo efecto a este Real Convento al Sr. San Dionisio su principal Patrono y renovó este acuerdo en veintidós del mismo mes. Hecha rogativa llovió en abundancia inmediatamente como confesó la misma ciudad. El Acuerdo que celebró el veintiséis de febrero determinando su piedad religiosa tres procesiones en acción de gracias a las santas ymagenes sus patronas de Consolación, de las Mercedes y Socorro”.
Estas rogativas formaron parte del fervor religioso popular hasta tiempos recientes. Recuerdo haber visto llevar en procesión a la Virgen de la Merced hasta los altos de Picadueñas para implorar la lluvia.
En las 'Noticias de la Fundación', de la Fundación de la Merced Calzada de Jerez, podemos leer sendas crónicas de terribles sequías que hacían temblar a nuestros antepasados recurriendo la intercesión divina. Así sucede en estas ocasiones que resumo a continuación:
Las más antiguas crónicas que hallo son de los años 1507, 1589 y 1600. Cinco siglos atrás.
“Siempre que en Xerez se ha padecido seca y los campos se han visto afligidos con falta de agua, el recurso de sus moradores es a Nuestra Señora de la Merced a quien siempre han encontrado y remediado su necesidad como sucedió año 1507 = 1589 y 1600 de que hay memoria y testimonios y este ultimo como en los anteriores se hizo con la Virgen Santísima procesión General y al salir la imagen de su templo el venerable Juan Pecador cuyo culto de trata hoy, comenzó con tiernas voces a Nuestra Señora , moviendo a todo el pueblo que hiciese lo mismo y con efecto aquella noche que fue del 30 de Abril, llovió mucho y se fertilizaron los campos y la cosecha fue tan feliz y abundante que valió el trigo 7 reales por fanega”.
Parecidas crónicas se pueden leer de los años 1567 y 1660. Como curiosidad, en 1567 la Ciudad de Jerez sacó en procesión a la Merced en acción de gracias por el parto de la Reina de España, mujer del Don Felipe II.
En la Iglesia de San Dionisio existe la imagen de un Cristo yacente en una urna. Existía en Jerez la creencia que en tiempos de sequía, moviendo la urna de lugar, llovía. Cuentan que los labradores iban a su capilla a zarandearlo con la fe de que traería la lluvia.
Conservo la fe en la tradición popular de que si no se moja el miércoles de Ceniza –este año fue el 6 de marzo– no llueve durante la Cuaresma.
Curiosamente observo que, en transcurso de los siglos, las peores sequías se han producido en los meses de febrero, marzo y abril. Después de la Guerra Civil 1936-39, en la década de los cuarenta hubo una hambruna terrible a causa del aislamiento internacional a que fue sometida España, pero además se agravó con una sequía gravísima. Ello lo resolvió en parte la visita de la esposa del General Perón de Argentina, Evita, que regaló varios barcos de trigo a nuestra nación.
En el mundo no hay alimentación para todos los que lo pueblan, pero hay suficiente para los tienen dinero para pagarla. España es un país que actualmente está en esa situación. Por eso la población vive de espaldas a la producción agraria. El alimento vendrá de donde sea y habrá bastante mientras lo podamos pagar. Además, la incidencia de la ocupación de la población activa en el sector primario es irrelevante, así como su porcentaje en el PIB.
Pero, atención, los americanos a continuación de verse heridos en su corazón con el derribo de las torres gemelas, se asustaron y crearon una ley favorecedora de la producción agraria llamada 'Farm Bill' y aumentaron sensibilísimamente sus reservas de cereales.
Europa es conocedora de esta amenaza, por ello ayuda a la producción agraria con subvenciones que contribuyen a garantizar la alimentación.
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