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La evidencia palpable de que está volviendo la normalidad es la vuelta del fútbol. Vuelve la Liga y vuelve el espectáculo para una afición necesitada de emociones. Sin embargo ¿qué Liga vuelve tras el Covid19? ¿Es la misma competición que se paró hace unos meses?
Como primera evidencia del cambio, el parón habrá pasado factura a la forma física de los jugadores, por lo que el espectáculo no será el mismo. Pero más allá de lo deportivo, la competición se reanuda con cambios que afectan a su integridad, un concepto que no está regulado, y que hemos oído multitud de ocasiones referida al amaño de partidos, pero que en este caso hace referencia a la conservación de la misma competición que empezó sin que ningún equipo pueda ser favorecido por los cambios. Tenemos que recordar que el Reglamento de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), permite "la suspensión parcial o cancelación por fuerza mayor de las competiciones", pero nada dice sobre modificar las bases de las mismas, y menos en mitad del partido. Puede parecer una cuestión menor, pero los cambios introducidos en la competición afectan directamente al principio de seguridad jurídica garantizada por la Constitución.
De momento, en las 11 jornadas que restan de Primera y Segunda División, los equipos van a poder realizar 5 sustituciones por partido, frente a los 3 establecidos antes del parón. Esta modificación introduce un factor de incertidumbre en los resultados y nos plantea la siguiente cuestión: ¿cuántos partidos de la primera vuelta hubieran cambiado su resultado si se hubieran podido hacer más cambios?
Otra modificación importante será (de momento) la ausencia de aficionados en las gradas, que ya sabemos que puede afectar, y mucho, en los resultados de los equipos. Como muestra, valga recordar que el Osasuna fue capaz de encadenar hasta 31 partidos sin perder en su campo, lo que nos habla de la importancia de contar con el aliento de la afición.
Pero hay otra derivada, ya que hay algunos equipos como la UD Las Palmas han solicitado que haya publico en sus estadios al estar en una fase más avanzada que otras localidades como Madrid o Barcelona. Aunque no les falte razón, lo cierto es que podrían darse situaciones injustas, en base a cuestiones totalmente extradeportivas. Pero aún puede complicarse más la situación ya que, desde el 30 de mayo, el Gobierno permite un 50% de aforo para las plazas de toros, lo que incorpora una nueva incógnita: ¿se puede extrapolar esta norma a los estadios de fútbol?
La decisión final sobre las condiciones de la vuelta de público a los estados será del Consejo Superior de Deportes, de acuerdo Real Decreto Ley 21/2019, por lo que estaremos expectantes a ver como resuelve la cuestión.
Y aún hay más. A pesar de que la FIFA recomienda extender los contratos de los jugadores hasta final de temporada, muchos jugadores terminan su vinculación con su club en menos de un mes. Esta situación incorpora un nuevo punto de inestabilidad, ya que algunos equipos se podrían quedar en la fase final de la competición sin aquellos jugadores a los que se les termine el contrato en junio. Porque, a pesar de la recomendación de mantener los contratos hasta final de temporada, la propia FIFA ha decidido abrir el mercado de verano el 1 de julio. Esto supone que puede haber jugadores que en junio jueguen para un equipo y en julio se incorporen a un nuevo club. Como ejemplo, estos días aparece en los medios deportivos el caso Mikel Villanueva, jugador que acaba contrato con el Málaga el próximo día 30 de junio, y que todo apunta a que tiene un acuerdo con otro club.
Y si faltaran elementos de controversia, debe añadirse además la reanudación de las competiciones europeas que, a pesar de no existir confirmación oficial, todo apunta a que volverán una vez finalizadas las ligas locales (esto es, finales de julio o principios de agosto). Esta situación, añadida al hecho de tener el mercado de verano abierto puede desembocar en situaciones rocambolescas ya que, equipos como el Real Madrid, que necesita remontar su partido en el campo del Manchester City, puede reforzarse ahora y presentar en la vuelta un equipo completamente renovado, lo que resultaría, como poco, un ataque frontal a la integridad de la competición.
Por lo que estamos ante una vuelta que podría calificarse como precipitada, y que afecta claramente a la integridad de la competición. Ante tanta incertidumbre, la prudencia habría recomendado dar por finalizada la temporada y recuperar la normalidad en un nuevo campeonato en septiembre. Resulta evidente que la liga que va a terminar en unos meses, no es la misma que comenzó allá por agosto de 2019, y que, cambiar las reglas del juego en mitad del partido acarrea problemas legales que podrían desembocar en la judicialización del fútbol.
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