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La Bien Pagá: La copla y los montaditos de pringá son los protagonistas de este tabanco único en Jerez

Lugares con encanto

Interior del Tabanco La Bien Pagá, en plaza Vargas (Jerez). / @mluisaparra
M.L.P.

04 de abril 2024 - 06:00

Compaginaba la hostelería con su trabajo como militar en un submarino hasta que éste se incendió. Ya le habían ofrecido ser el encargado de El Niño Perdío de El Puerto y aceptó. Con esta decisión dio un nuevo rumbo a su vida. Más tarde pasó a trabajar en otros establecimientos de Jerez. “Todos estos años he abierto locales o me han mandado a locales para reconducirlos”, puntualiza Antonio Martínez González (Jerez, 1973).

Martínez ha pivotado todo tipo de bares y discotecas. Le faltaba por vivir la experiencia de un tabanco, algo por lo que siempre se había sentido atraído. Se marchó un tiempo a Estepona, donde se encontraba empleado en el sector de la hostelería, allí le gustaba ir a La Tranca, de Málaga. Entonces, un amigo adquirió el edificio de la plaza Vargas, ubicado junto a la Cervecería los Dos Deditos. Y allí importó ese modelo que le atrajo del establecimiento malagueño. La Bien Pagá abrió sus puertas el 29 de abril de 2023 y su nombre fue fruto de una lluvia de ideas.

En La Bien Pagá el espectáculo es espontáneo, no cuenta con espectáculos programados a horas concretas. “Montse canta de lujo y también contábamos con El Chusco (ahora convaleciente). En cualquier momento se liaba una buena”. Disponen de una guitarra para quien quiera pueda tocarla y cada vez más se acercan personas a cantar y a tocar la guitarra. “Eso es diferente a otros tabancos de aquí”, asegura su impulsor.

El local abierto a todos los públicos, está más dirigido al público que ya ha alcanzado la treintena. Hay una 'parroquia' que es de la ciudad. “Con el auge turístico que tiene Jerez por las bodegas, los caballos y alojamientos, nos visitan los turistas”, explica.

El interior del bar es un auténtico espectáculo visual, hay quien entra para admirarlo. ¿Quién se ha encargado de la decoración?, preguntamos. A lo que Antonio responde: “Es que está mal que lo diga. Yo (risas). Aprendí de mi primer jefe a jugar con los espacios y con la iluminación”.

Una de las paredes del Tabanco La Bien Pagá, en Plaza Vargas (Jerez). / @mluisaparra

En las imágenes y el resto de la ornamentación se evidencian algo que él corrobora: su admiración y predilección por Lola Flores, como coplera. Aunque, también destaca a Farina o Estrellita Castro. No duda en afirmar que lo que más se canta es La Bien Pagá. En cuanto a la música de ambiente, varía en función de la hora. Se puede oír, además de copla, a artistas como Juanlu Montoya, Antoñito Molina, Navajita Plateá, Maíta Vende Cá, andaluza y aflamencada.

Después de más de un año, el empresario considera que aún queda mucho por abarcar: “Yo quiero más. No quiero depender de los fines de semana, quiero continuidad. Voy muy rápido”.

Gastro

En lo gastronómico se sale de la típica línea de los tabancos. En un principio, estaba previsto trabajar con el tradicional papelón, pero finalmente, se decantó por la cocina elaborada de la tierra -de la que se encarga Montse-, las tostas, montaditos, chacinas al corte, quesos y aliños. El montaíto de pringá es la estrella de la carta. En cuanto a vinos, además de Tío Pepe y La Ina, despunta Cayetano del Pino.

Veterano en el sector

Antonio Martínez González, gerente del Tabanco La Bien Pagá, en Jerez. / @mluisaparra

El jerezano Antonio Martínez reconoce que le gusta la hostelería y el horario de discoteca, sobre todo, cuando era más joven. “No te levantas con el estrés de cualquier otro trabajo. En el ejército te levantas muy temprano y vas con estrés. En la hostelería cuando trabajas de noche te despiertas sin ningún tipo de estrés y tienes todo el día para hacer otras cosas”, insiste.

Tras su paso por Iroko, en 2003, decidió montar el que era su primer negocio propio, El Refugio, ubicado cerca del instituto Coloma (que también lo compaginaba con un trabajo en La Galería). “Hoy día continúa abierto, lo lleva mi hermano”. Su trayectoria continuó en otros locales de copas de Jerez como Paddock y en un chiringuito de Tarifa. Su retorno a Jerez fue en Chicuelo. Luego, se marchó un tiempo a Estepona, donde siguió trabajando en el sector de la hostelería hasta el nacimiento de La Bien Pagá, en Jerez.

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