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La oferta gastronómica en Jerez es permanente durante los trescientos 365 días del año. Si bien es cierto, una vez concluida la época estival y dada la bienvenida al otoño quizá sea una de las mejores fechas para disfrutar de sus cafeterías bares y restaurantes. Todo, claro, intercalado con cualquiera de las muchas actividades que puedes realizar en Jerez, desde una visita al Zoo, un paseo por sus calles, iglesias y monumentos, visitas a museos, al rastro a disfrutar de espectáculos en locales, salas o en el Teatro Villamarta.
Cuando te despiertes y te tomes un día para exprimir la ciudad, escoge qué hacer. Por nuestra parte recogemos la recomendación del Jaime Mena, chef del restaurante jerezano Akase, para disfrutar de desayuno, almuerzo y cena.
Mena sugiere una apuesta segura para el desayuno. Cree que Krombol -en calle José Cádiz Salvatierra- hace las delicias de aquellas personas que le gustan disfrutar de lo dulce o salado en la que, dicen, es la comida más importante del día. Este chef admira la bollería y considera que el pan es exquisito. También la pastelería de autor con la que cuenta. “Muy bien elaborada. La mano es Juanlu -estrella Michelín en Lú Cocina y Alma-, así que eso lo dice todo”. Además, esta amplia gama de productos se puede acompañar con una gran variedad de cafés y tés.
Tras este buen comienzo, y después de tomar un tentempié en cualquiera de los locales con encanto de Jerez, llega el momento de escoger restaurante para tomar un buen almuerzo. Para esta comida, Mena recomienda el restaurante Albalá, ubicado en Conjunto Residencial Valdespino Bloque 6. “Por la espectacular cocina tradicional que maneja”, innovadora y elegante, fiel reflejo de la personalidad de su chef, Israel Ramos. Para acompañar sus platos alaba la variada carta de vinos. “El trato y el servicio de Albalá, también hace mucho”, matiza. Sugiere las croquetas de rabo de toro y el guiso de fideos con atún al amotillado. “Súper rico”, sentencia.
Para finalizar, tras una buena sobremesa y el paréntesis del tardeo llega la hora de la cena. Jaime Mena reconoce que suele ir a La Carboná, en calle San Francisco de Paula, 2. Los motivos por los que va e invita a ir son varios. Uno de ellos el lugar en el que se encuentra, lo que un día fue bodega. Evoca un ambiente romántico y clásico que rezuma historia. Por supuesto, por su cocina, el maridaje de vino y la propuesta que ofrece con los vinos y vinagres dentro de los platos, así como su servicio. “Es un sitio con solera” para disfrutar sin prisas de la mano del chef del sherry, Javier Muñoz.
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