Jesús Rubiales: El gran artista venenciador que recorre el mundo con el vino de Jerez

Muy nuestro

Jesús Rubiales, venenciando en una playa al atardecer.
Jesús Rubiales, venenciando en una playa al atardecer.
María Luisa Parra

15 de abril 2024 - 06:00

Ha viajado a México, Miami, en el Louvre de París, Madeira ya otros muchos lugares del mundo. No es un cantande, ni deportista de élite, es Jesús Rubiales (1970, Jerez), veneciador, embajador de los vinos de Jerez, un verdadero artista.

Su abuelo era tonelero, su padre también. No es de extrañar, por tanto, que se criara en una bodega de Jerez. Dejó los estudios al acabar la EGB. Entonces, decidió aprender tonelería "un oficio muy bonito y artesano", con el mejor maestro, su padre, en la bodega Sánchez Romate. Allí conoció a Agustín Coro, un compañero que se dedicaba a venenciar en bodas, bautizos y comuniones. "Empecé con un salario de aprendiz de Sánchez Romate. Fue una forma de ganar algo de dinero los fines de semana. Cuando adelantaba trabajo en la tonelería, me con una tina a venenciar, una y otra vez", cuenta el jerezano.

Un día se le ocurrió hacerse varias fotografías en la bodega, en una tienda de flamenco. Pretendía lograr trabajo en las celebraciones con el arte de venencia. "Con 18 años fui en un ‘Seita’ 600, a una boda en Arcos de la Frontera. Fue una experiencia muy bonita. Todo el mundo te decía qué arte, qué bien… Pensé: esto no me lo dicen en la tonelería. Tanto me enamoró la profesión que seguí buscando más trabajo”, rememora Rubiales. Durante un tiempo, después de finalizar su jornada laboral en la bodega a las tres de la tarde, se comía un bocadillo en casa y visitaba los pueblos de los alrededores. Hacía de relaciones públicas para lograr contratos. “El primer Ayuntamiento que me contrató fue el de La Barca de la Florida, en la caseta municipal en el año 89 o 90”, no lo olvida.

En un principio, trabajó como autónomo. Más tarde con la empresa unipersonal Venenciadores S.L. Comenzó abanderando el vino de Jerez, le acompañaba una compañera para repartir frutos secos que acompañasen al vino, más tarde el cortador de jamón: “El vino de Jerez siempre se saborea mejor con un trozo de jamón, de lomo, de queso... Así sabe mucho mejor. Ahora compramos vino de Jerez y lo venenciamos en cualquier parte del mundo". Pocos sienten este arte como él, algo que ha repercutido de manera muy positiva en su trabajo. Los números lo demuestran. En temporada alta –julio y agosto- durante las ferias del territorio andaluz “nos hemos encontrado con más de 50 nóminas”, afirma.

Rubiales ha dado la alternativa a su hijo, aunque aún tardará unos años en incorporarse. Asegura que, en la actualidad, no hay venenciadores profesionales. Han de reunir muchas cualidades, además de conocer las características del producto que están ofreciendo, el vino de Jerez con el que trabajan el 99,99 por ciento de las ocasiones, salvo petición expresa. “Las pautas en mi empresa las marco yo. Sé cómo tienen que interactuar, dónde se tienen que colocar, cómo hacer el servicio, conocer la calidad y temperatura del vino, tener simpatía, el agrado... todo eso forma parte de ser un profesional, no sólo venenciar el vino lo más alto posible", explica el venenciador jerezano.

El venenciador jerezano, Jesús Rubiales, en un cartel de la empresa Venenciadores, años atrás.
El venenciador jerezano, Jesús Rubiales, en un cartel de la empresa Venenciadores, años atrás.

Su profesión le aporta un gran orgullo y satisfacción al poder llevar los vinos de Jerez por todo el mundo. “Se me pasan las horas volando. Eso no lo cambio por nada. En cualquier parte del mundo digo que soy de Jerez, venencio mi producto estrella que es el vino de Jerez, con el acento jerezano, el vino de las antiguas películas en blanco y negro”, reconoce el venenciador.

Jesús Rubieales ha cosechado años de trabajo, prestigio por su buen hacer y amistades. Él iba personalmente a los cumpleaños de María Jiménez a venenciar vino de Jerez con el barril personalizado con su rostro, por ejemplo. “Era una gran amiga. Me apoyó mucho en Tele 5. También para salir en ‘Tu casa es la mía’ de Bertín Osborne. Es una pena que se nos haya ido, igual que Chiqui de Jerez que era un gran amigo mío”, cuenta.

Hitos

Gracias a su profesión, son incontables los momentos importantes que ha vivido. En el año 1996 la Peña Jesulín de Ubrique le preparó una cena homenaje. Poco tiempo después, el Ayuntamiento de Benalmádena le hizo entrega de la Medalla de Oro de la Virgen del Rocío en la Feria de San Juan, en agradecimiento a su labor. En el 2001 en Canal Sur le entregaron el pergamino de ‘Senderos de Gloria’ cuando lo presentaba Consuelo Berlanga. “Son cosas que se me quedan grabadas”, asegura con emoción palpable.

Además de la gran familia que posee y de haber nacido en Jerez, hay dos cosas que más destaca de su vida y de su trayectoria profesional. Por un lado, haber inaugurado la Feria del Caballo en los años 2007, 2008 y 2009: “El año pasado dimos 5.000 copas de vino cream a las mujeres en el templete municipal”, recuerda también Jesús Rubiales. El otro, el Récord Guiness de Venenciadores que actualmente ostenta. En 2005 cuando propuso a un cliente potenciar una feria inmobiliaria en Sevilla logrando un récord Guinness bajo su marca, Venenciadores, SL. Para ello, compró mil litros de vino de Jerez y contrató a 61 venenciadores. Este fue el primer Récord Guinness de venenciadores "y hasta ahora". El año que viene cumple el 20 aniversario de ese hito. Ya le han ofrecido varias propuestas como la Costa del Sol para superarlo, aunque él lo tiene claro: “Ya hice el Guinness en Sevilla y si algún día lo vuelvo a hacer me encantaría que fuera en Jerez, mi tierra”.

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