Tierra de nadie
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Este pueblo es trimilenario, por ello, descarté lanzar la pregunta en el titular y afirmo sin duda alguna que esta población merece ser visitada en verano (pese a no tener playa) o en cualquier época del año, dejando al margen que sea más que famosa por la elaboración de dulces, especialmente navideños. Las razones son diversas.
Muy someramente, Medina Sidonia, apodada como ‘Balcón de la Bahía’, fue fundada por los fenicios, una importante colonia romana -época de la que se conservan las cloacas- y capital de la cora musulmana de Sidonia. A mediados del siglo XV entró a formar parte del Señorío de los Duques de Medina Sidonia. Puede presumir de ser declarada Conjunto Histórico y Premio al Embellecimiento de los Pueblos Andaluces.
El Arco de la Pastora, que con su arco de herradura da paso a la Fuente Salada, puede ser el punto de partida para caminar por las estrechas vías de paredes encaladas hasta llegar a la calle que recibe el nombre del Doctor Thebussem: una placa rememora el lugar donde nació uno de los hijos predilectos de Medina. Bajo este pseudónimo se escudaba, en realidad, el gaditano Mariano Pardo de Figueroa, famoso escritor, cervantista y gastrónomo español que fue, además, Caballero por la Orden de Santiago.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, del siglo XVII y su campanario en ladrillo visto, se alza destacan en el horizonte de la localidad. Muy cerca se encuentra el mercado de abastos de la localidad, que ocupa desde 1871 lo que antaño fueron las huertas del Convento de San Cristóbal.
Tras atravesar el Arco de Belén y subir cuestas se llega a la Iglesia de Santa María la Coronada, templo gótico-renacentista levantado sobre una mezquita. En su interior se halla la imagen más antigua de la iglesia, la virgen de alabastro que Alfonso X El Sabio regaló a Medina cuando conquistó la ciudad en el siglo XIII. Su retablo, con 15 metros de altura y 168 imágenes, es sin duda la joya de la corona.
El Conjunto Arqueológico Cerro del Castillo de Medina Sidonia merece un apartado propio. Se trata de un lugar estratégico desde el que controlar visualmente el territorio. Su origen se halló en el castillo militar levantado por los romanos, después se convirtió en alcázar árabe y, por último, en fortaleza medieval. Desde allí se disfruta de unas vistas sensacionales con la sierra a un lado, y la costa al otro.
Huelga alabar los obradores y la repostería del lugar. El resto de su cocina no faltan la carne de vaca retinta, ni los mariscos y pescados de la bahía.
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