Probablemente, el edificio religioso más curioso e 'inquietante' de Jerez

En Jerez no faltan los edificios y construcciones religiosos. Por el contrario, abundan haciendo que la ciudad posea un auténtico tesoro patrimonial, arquitectónico y cultural. La joya de la corona es la Catedral, ubicada en la plaza de la Encarnación, junto al Alcázar y a la Alameda Vieja. También las parroquias que Alfonso X El Sabio mandó construir como la que alberga al patrón San Dionisio, en la plaza de la Asunción.

En la Semana Santa el fervor de las hermandades demuestra la importancia de la fe para gran parte de los jerezanos y jerezanas, aunque también hay otras formas de expresarla algo más modestas, algo más modestas.

Durante todo el año, en la Capilla de los Remedios, también conocida como Capilla del Señor de la Puerta Real, ubicada en calle Consistorio, una vía peatonal muy conocida al encontrarse en una zona de mucho tránsito en el centro de la ciudad, entre la Plaza del Arenal y la Plaza de la Yerba, en la misma calle que el Ayuntamiento de Jerez. Antiguamente se encontraba una imagen de la Virgen con su Hijo en brazos a la que llamaban Nuestra Señora de los Remedios. Actualmente hay un calvario de importante valor artístico.

En ella el trajín no cesa. Se trata de una modesta y pequeña. Hasta allí, los devotos acuden para pedir salud o con la esperanza de recuperarla. Llama la atención como en el interior de la capilla se ven diversos objetos y elementos que pueden resultar curiosos o inquietantes, incluso, para los viandantes, algo a lo que no se termina uno de acostumbrar, aunque pase por allí cada día. Con objetos y elementos nos referimos a aparatos ortopédicos, juguetes infantiles y otras similares los cuales, -dicho con todo el respeto que merecen- fuera de contexto, pueden poner los vellos de punta.

Sin embargo, dichos objetos pueden ser, dependiendo del caso, recordatorios, exvotos, ofrendas o testimonios de agradecimiento de personas que han experimentado mejoras atribuidas al Señor de la Puerta Real.

Origen

Según la tradición, el origen de esta capilla se remonta a tiempos de la Reconquista. Sitiada la ciudad en 1325 por benamires y, dispersas las huestes jerezanas, las pocas que quedaban en guarnición en la ciudad entraron rápido por la Puerta Real de la antigua muralla para protegerse del asedio que se avecinaba. Angustiados, al entrar clamaron Señora, remedianos. En ese momento, y entre tanto barullo, se desprendió parte del muro, quedando al aire libre una oquedad con la imagen de una Virgen, a la cual se le puso la advocación de los Remedios.